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Día 22 de la segunda parte del libro «125 Días». Qué es el amor Eros…

Palacio de Versalles. Francia.

DÍA 22

El aparato de color amarillo, seguía moviéndose de lado a lado por las calles de Santiago. De repente, entró a un lugar residencial muy elegante, allí todo se observaba ordenado y solitario. Lleno de árboles, con la sensación aire puro, los andenes bien hechos, y con el pavimento que no nos hacía saltar tanto. Kirk me habló, casi gritando, por causa del ruido que emanaba el automotor, me dijo que teníamos que bajarnos pronto. Cuando llegamos, el frente de la casa tenía una puerta en madera alta y ancha, con pequeñas ranuras, que permitían observar un poco la parte interior. En el fondo, se veía una casa pequeña y un recorrido del jardín bastante largo. Kirk tenía las llaves, pero antes de entrar, se detuvo para anunciarme algo importante. Me aseguró, seriamente, que él siempre tenía que ver con el número 13. Dijo que me fijara en el número de la entrada que era 1376, es decir, su fecha de nacimiento, el día 13 y el año 76. Recordé el número del asiento que me había correspondido en el bus de Oruro a Iquique, cuando recién nos conocimos y también era el número 13, que, por cierto, él me lo había mostrado específicamente aquel día. Me pareció curioso, pero decidí no darle trascendencia, no quería permitir la entrada de una superstición a mi vida espiritual. 

Cuando entramos, observé la casa principal a mi izquierda y la pequeña en el fondo. Después de atravesar el jardín, seguimos por un pasadizo bien iluminado que permitía disfrutar de la mirada hacia las flores. Llegamos a la construcción, la cual tenía una habitación pequeña de tres metros de ancho por tres metros de largo, sin contar con el baño. Ese era el aposento de Kirk. Contenía una cama sencilla, un escritorio y unos estantes blancos de madera, donde ponía la ropa. Salió inmediatamente hacia la grande, y comenzó a llamar a mamá Orlinda. Apareció una señora de setenta años aproximadamente, de baja estatura, con el cabello corto, tinturado de negro, sus ojos también negros profundos, con cejas pobladas. Unos rasgos muy chilenos. Ella abrazó a Kirk, le dio un beso efusivo en la mejilla, se notaba que era un buen inquilino. Kirk me presentó a la señora que sonreía sin parar. Le contó por encima, que nos habíamos conocido en Oruro y que llevábamos cuatro días viajando juntos. Ella en medio de la emoción, no le puso cuidado a las cosas que decía. En cambio, siguió hablando y le aseguró que nos iba a preparar desayuno. Me sentía un poco avergonzada por la amabilidad de la señora Orlinda, pero también feliz porque estaba en un hogar, en una casa con familia. 

Regresamos nuevamente a la habitación. Kirk entró al baño para alistarse, tenía que salir rápidamente hacia la universidad con el fin de estudiar Castellano. Me quedé sentada en la cama, pensando en lo que tenía qué hacer para vender los pies de gato a los escaladores chilenos. Afortunadamente tenía la dirección de un muro artificial de escalada muy famoso.

Cuando Kirk salió limpio y con el cabello mojado, le mostré la dirección, para que me ayudara a encontrarla. Afirmó que sabía por dónde, pero no exactamente. Después que me bañé, nos fuimos hacia el comedor a desayunar. Tomamos café con pan, mantequilla y mermelada, estaba muy rico, especialmente porque fue preparado por una mamá. Kirk propuso que nos fuéramos juntos en el mismo bus y que podíamos preguntarle a alguien, cuál era la calle. Las direcciones en Chile, se encontraban con el nombre y el número y no como en Colombia, que era únicamente con números de calles y carreras, sin los nombres, siendo más fácil ubicarlas sin necesidad de mapa.

Nos subimos juntos en el bus grande y amarillo, pero esta vez más tranquilos y limpios. También sonreíamos al sentirnos acompañados. Hasta ese momento nada había logrado separarnos. Su cercanía me fascinaba, mirarlo era indescriptible ya que lo veía supremamente guapo, con sus ojos azules, su cabello café claro, su estatura y figura como la del actor norteamericano Mickey Rourke joven, antes de todas las cirugías que se hizo cuando empezó a envejecer. Analizarlo era encantador.

En ese momento nuestras miradas fugaces habían cambiado. El hecho de haber sentido la posibilidad de separarnos y no haberlo hecho, hacía que esos minutos los disfrutáramos al máximo. El “eros” tal como lo explica C. S. Lewis había aparecido entre nosotros, pues nos sentíamos “enamorados” tal como lo conocemos en las películas. Lo interesante es que el apologista hace una gran diferencia y lo separa por completo de la sexualidad. A esa parte de la unión sexual, la denomina “venus”. Dice que venus llega a formar parte del eros en algún momento. Pero también informa que venus no necesariamente está acompañado de eros cuando, por ejemplo, se lleva a cabo una relación sexual ocasional. Muchos matrimonios en la antigüedad, se arreglaron como un deber o compromiso y no con eros ni venus precisamente. Este enamoramiento con venus incluido y su búsqueda desesperada, es más de la modernidad. Los matrimonios ancestrales se sostuvieron por compromiso de una promesa. Según Lewis, Dios no quiso, en su diseño original, que un matrimonio se sustentara únicamente por el sentimiento de estar “enamorado” y con venus inmiscuido, sino que se sostuviera por un acto más prosaico que es el deber, el compromiso, la promesa y no el sexo (Venus) ni el enamoramiento (Eros), que pueden llevar muchas veces al pecado o al adulterio cuando al deber o al compromiso los hacemos desaparecer. Él ha dicho, que Dios no ha querido que la distinción entre pecado y deber, dependa de sentimientos sublimes o enamoramientos pasajeros. Lewis escribió lo siguiente: “Entiendo por “eros” ese estado que llamamos “estar enamorado”; o, si se prefiere, la clase de amor “en que” los enamorados están. La sexualidad forma parte de nuestro tema sólo cuando es un ingrediente de ese complejo estado de “estar enamorado”. Que esa experiencia sexual puede producirse sin eros, sin estar enamorado, y que ese eros incluye otras cosas, además de la actividad sexual, lo doy por descontado. […] Al elemento sexual carnal o animal dentro del eros voy a llamarlo -siguiendo una antigua costumbre- venus. […] La sexualidad puede actuar sin eros o como parte del eros. […] Si todos los que yacen juntos sin estar enamorados fueran abominables, entonces todos provenimos de una estirpe mancillada. Los lugares y épocas en que el matrimonio depende del eros son una pequeña minoría. La mayoría de nuestros antepasados se casaban a temprana edad con la pareja elegida por sus padres, por razones que nada tenían que ver con el eros. Iban al acto sexual sin otro “combustible”, por decirlo así, que el simple deseo animal. Y hacían bien: cristianos y honestos esposos y esposas que obedecían a sus padres y madres, cumpliendo mutuamente su “deuda conyugal” y formando familias en el temor de Dios. En cambio, este acto realizado bajo la influencia de un elevado e iridiscente eros, que reduce el papel de los sentidos a una mínima consideración, puede ser, sin embargo, un simple adulterio. Puede también romper el corazón de una esposa, engañar a un marido, traicionar a un amigo, manchar la hospitalidad, y causar el abandono de los hijos. Dios no ha querido que la distinción entre pecado y deber dependa de sentimientos sublimes. Ese acto, como cualquier otro, se justifica o no por criterios mucho más prácticos y definibles; por el cumplimiento o quebrantamiento de una promesa, por la justicia o injusticia cometida, por la caridad o el egoísmo, por la obediencia o la desobediencia. […] Habrá quienes en un comienzo han sentido un mero apetito sexual por una mujer y más tarde han llegado a “enamorarse” de ella; pero dudo de que eso sea muy común. Con mayor frecuencia lo que viene primero es simplemente una deliciosa preocupación por la amada: una genérica e inespecífica preocupación por ella en su totalidad. Un hombre en esa situación no tiene realmente tiempo de pensar en el sexo; está demasiado ocupado pensando en una persona. El hecho de que sea una mujer es mucho menos importante que el hecho de que sea ella misma. Está lleno de deseo, pero el deseo puede no tener una connotación sexual. Si alguien le pregunta qué quiere, la verdadera respuesta a menudo será: “Seguir pensando en ella”. Es un contemplativo del amor.” [1]       

El estado en el que nos encontrábamos con Kirk era espectacular. Cada vez que nos mirábamos había felicidad en nuestros ojos. Sin embargo, este combustible del enamoramiento no es suficiente para establecer una relación duradera. Por eso, Lewis explica, que Dios no fundamenta el cumplimiento de los principios, en sentimientos pasajeros, sino en acciones prosaicas como el compromiso, las promesas, los deberes y los juramentos. Esto lo hace con el fin de evitar las emociones que son tan fluctuantes en nuestro interior. Moisés le informó claramente al pueblo de Israel, que con el Señor no se juega y que nuestros compromisos, pactos, promesas y juramentos se deben cumplir. Por eso está descrito allí, en su Palabra, para que nos quede como ejemplo y seamos comprometidos con los pactos. Él les advirtió lo siguiente: “De esta manera instruyó Moisés a los israelitas conforme a lo que el Señor le había mandado. Se dirigió Moisés a los líderes de las tribus israelitas y les dijo: -Esto es lo que el Señor ha mandado. Si alguien hace una promesa al Señor o se impone con juramento una obligación a sí mismo, no quebrará su palabra, sino que cumplirá aquello a lo que se comprometió.” [2]

¿Tenemos claro que el cumplimiento de los compromisos, no debe depender de sensiblerías y emociones, que pueden ser pasajeras?


[1] C. S. Lewis (2006). Los cuatro amores. Editorial Rayo. New York, U. S. A. pp. 103-105

[2] Números 30:1, 2 BLPH La Palabra (Hispanoamérica)

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Biografía de Antonio Cruz. Autor escogido para el día 7 del libro «125 Días». Los creyentes no podemos monopolizar a Cristo, ni tampoco tenemos la exclusividad de la bondad, la moral o la esperanza…

Torre Agbar, Barcelona. España.

Antonio Cruz, Nació en Úbeda, provincia de Jaén (España) el 15 de julio de 1952. Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Barcelona el 17 de Marzo de 1979 y Doctor en Biología por la misma Universidad de Barcelona el 10 de julio de 1990.

Hasta su jubilación en 2012 fue Catedrático de Biología y Jefe del Seminario de Ciencias Experimentales del Instituto Investigador Blanxart en Barcelona. Investigador del Centro de Recursos de Biodiversidad Animal del Departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona. Ha trabajado en diversas investigaciones zoológicas y descubierto numerosas especies de crustáceos isópodos.

Ha publicado numerosos artículos en revistas científicas españolas y europeas especializadas en biología y zoología; así como artículos sobre temas de ciencia en diversos periódicos y revistas generales. Ha tomado parte en múltiples debates en programas de radio y TV y participado en numerosos Congresos Científicos en España y en el extranjero.

Es pastor-colaborador de la Iglesia Evangélica Unida de Terrassa (Barcelona) España y Profesor del Centro de Estudios Teológicos en Barcelona. Coordinador en cuestiones de bioética del «Congrés Protestant de Catalunya». Fue invitado para participar en el Seminario Interconfesional sobre Perspectiva cristiana de la clonación humana en la Facultad de Teología de Barcelona. Autor de numerosos libros cristianos publicados por CLIE y otras editoriales.

Escribe un texto muy importante sobre la necesidad de respetar los sistemas religiosos: Por eso el cristianismo debe vaciarse y salir de sí mismo, como hizo Jesús. Tiene que abrirse a todas las tradiciones culturales por medio de una actitud humilde dialogan y servicial. Los creyentes no podemos monopolizar a Cristo, ni tampoco tenemos la exclusividad de la bondad, la moral o la esperanza. […] Lo único que podemos y debemos hacer, es señalar y preparar el camino que conduce a Él. […] Sólo mediante ese amor al prójimo será posible que en este planeta los besos destierren por fin a las pistolas. (El cristiano en la aldea global. Editorial vida. Páginas 73-76)

El anterior texto esta ubicado en el día 7 del libro 125 Días. Puede conseguirlo electrónico en el siguiente enlace: https://www.smashwords.com/books/view/1034552

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Todos los textos e imágenes son propiedad de Paola Vélez mientras no se escriba lo contrario. La portada del libro «El Cristiano en la aldea global» y la fotografía de Antonio Cruz fueron tomadas de Internet.

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Audio Día 5 de 125 Días. «Me curé de la perniciosa tendencia de comparar y preferir, especialmente cuando se trata de la naturaleza.» C. S. Lewis.

Tibaná, Boyacá.

Si desea comprar el libro 125 Días electrónico, puede hacerlo en el siguiente link: https://www.smashwords.com/books/view/1034552

Entradas anteriores:

Todas las fotografías, textos y audios son propiedad de Paola Vélez mientras no se diga lo contrario.

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Bruno Bettelheim autor escogido para el día 3 del libro 125 Días. Biografía.

Río Sena, París. Francia.

Bruno Bettelheim nació en Viena en el año 1903 y murió en los Angeles en el año 1990. Psicoanalista ciudadano norteamericano de origen austriaco. En los años de su Juventud estuvo en contacto con el ambiente cultural vienés, especialmente con la primera generación de discípulos de Freud. Se apartó de estos planteamientos ortodoxos del psicoanálisis al reconocer la importancia del entorno educativo familiar para el equilibrio psicológico de un niño.

Después de ser internado en los campos de Dachau y Buchenwald (era de origen judío), Bettelheim logró exiliarse a Estados Unidos en 1939, donde fue profesor de Psicología de la Educación, director de la Escuela Ortogénica de Chicago (1947-1973) y, desde 1963, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Chicago. 

Trabajando con una paciente autista, en la Escuela Ortogénica de Chicago.

Su primer estudio, que puede inscribirse, como el resto de su obra, dentro de la corriente de la «psicología del yo» estadounidense, se basa en su experiencia personal de internamiento en los campos de concentración, «experiencia límite» que más adelante le condujo a interesarse por la conducta de los niños autistas. En 1987 quedó postrado por un ataque de apoplejía y tres años después se suicidó.

El párrafo escogido para el día 4 de 125 Días dice: «Establecemos relaciones cuando esperamos ser amados o respetados, o ambas cosas. Recibir cuidados no basta. Son necesarios pero no son condición suficiente. De otro modo, cuanto más confort podamos ofrecer, más fácil debería ser establecer relaciones. Suponer que el bienestar físico compensa la falta de relaciones humanas es un error que cometemos porque, a su vez, la ausencia de todo confort obstaculiza las buenas relaciones.” (La fortaleza vacía. Ediciones Paidós. Página 389)

Si desea adquirir el libro 125 Días electrónico, éste es el enlace: https://www.smashwords.com/books/view/1034552

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Charles Colson, autor escogido para el Día 4 de 125 Días. Habla de las incongruencias del cristiano. Biografía.

Sierra Nevada, Granada. España.

Charles Colson «Chuck». 

Nació en Boston el 16 de octubre de 1931. Murió en abril de 2012 a sus ochenta años. Fue un escritor, abogado, activista, político y consejero-asesor del presidente de los Estados Unidos Richard Nixon entre los años 1969 y 1973. Las investigaciones acerca de su participación en el escándalo de Watergate crearon una grave crisis política, que provocó el proceso de Impeachment contra el presidente Nixon, quien terminó renunciando. 

Meses más tarde, Charles Colson fue detenido y condenado a tres años de prisión tras confesar su participación en la «Obstrucción de la justicia» en el caso Watergate. En este intervalo, se convirtió al cristianismo y cambió su vida. Después de su detención durante siete meses, salió con libertad condicional y se dedicó a la asistencia social y espiritual a los presos. 

Escribió una frase muy famosa e importante sobre el sufrimiento de los cristianos que no son congruentes con su fe. Dice: «En resumen, el cristiano incongruente con su fe, sufre aún mas, que el ateo constante en su ateísmo. Las personas más miserables son las que conocen la verdad pero no la obedecen. El cristianismo en realidad describe nuestra verdadera naturaleza y nos muestra cómo vivir de acuerdo a ella. Y cuando lo hacemos disfrutamos los resultados de actuar en la forma en que fuimos creados para actuar.» (¿Y ahora cómo viviremos? Editorial Vida. Página 186, 284, 285.)

Esta frase anteriormente citada, se encuentra en el día 4 de 125 días, en la primera parte, destino Chile. Puede conseguir el libro electrónico en el siguiente enlace: https://www.smashwords.com/books/view/1034552