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Cómo mantener las relaciones en el núcleo familiar en tiempos de aislamiento social. Día 31 de «125 Días»

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Museo de Louvre. París, Francia.

Pero siempre que hacemos un bien por otro, simplemente porque es un individuo hecho (como nosotros) por Dios, y deseando su felicidad tal como deseamos la nuestra, habremos aprendido a amar un poquito más o por último a rechazar menos.

C. S. Lewis

Cuando llegué a la habitación, después de hablar con Jaime para la venta de los pies de gato -finalmente no pude vender nada- me di cuenta que Robert seguía leyendo y escuchando música mientras Brian dormía. Eran momentos muy desesperantes para mí, pues lo único que quería era evolucionar, salir a hacer algo. Comencé a arreglar mi morralote, para no perder tanto tiempo; Robert hizo lo mismo, ya que había entrado en desesperación también. Después de todo el ruido que hicimos, Brian se levantó, por fin. Ya era casi el medio día. Estaba preocupada porque era mejor salir en la mañana a hacer auto stop, que en la tarde.

Preparamos algo de desayuno, y luego nos fuimos a tomar un bus que nos dejaría en las afueras del pueblo que seguía después de Quito. Allí nos paramos durante un tiempo, hasta que paró un señor, en una camioneta con platón. Brian y Robert estaban muy contentos, al igual que yo; definitivamente era una buena forma de viajar. Ellos casi siempre vivían de acuerdo, pues se habían conocido de toda la vida.

Llegamos hasta Ambato. Allí la gente nos decía que no fuéramos hasta el pueblo llamado Baños, porque de pronto explotaba el volcán, que habían puesto en alerta amarilla. Ellos querían escalar el volcán, y yo sólo encontrar los escaladores que vivían allá. Tomamos definitivamente el bus hacia Baños, aunque sentíamos un poco de miedo, especialmente en el momento en que vimos la fumarola en frente nuestro y de manera real.

Cuando entramos al pueblo todo se veía normal. Era un pueblo triste; se notaba que las cosas no estaban como antes; los precios habían bajado, y eso iba en beneficio nuestro, pues todo nos saldría más económico.

Averiguamos un hotel en frente de la plaza; ya era muy tarde, y no podíamos buscar la dirección que Jaime nos había dado de uno recomendado. La chica nos dio un buen precio por la habitación para los tres, y además tenía baño privado.

En el momento que ellos se fueron, aproveché, como toda una latinoamericana con «malicia indígena”, y le propuse a la chica que hiciéramos un trueque. Le plantee darle algo de lo que estaba vendiendo, es decir, que escogiera algún anillo o collar, a cambio del hospedaje, y ella aceptó. En ese momento hice un trato sin que los muchachos se dieran cuenta. ¿Y por qué? Porque de alguna manera era pecado. Era pecado, porque: primero, lo hice a escondidas (eso demostraba que algo no era correcto), y segundo, no quise compartir con ellos el beneficio recibido. Mi mente me decía que ese favor solo me lo merecía yo, porque no tenía dinero, y en cambio Brian y Robert tenían dólares. Pero ese no era el punto, la verdad era mi falta de caridad. Esa virtud que tiene un nombre en desuso, fue descrita correctamente por C. S. Lewis, en su contexto original. La caridad no es solo limosna, que finalmente es la degeneración de la palabra, en realidad significa amor como lo entendemos los cristianos. Así lo explica: «En primer lugar en cuanto al significado de la palabra «caridad” – «hacer una caridad” ahora significa simplemente lo que solía llamarse «limosna”, esto es dar a los pobres. Originalmente tenía un sentido mucho más amplio. (Pueden ver cómo adquirió el sentido moderno. Si un hombre tiene «caridad” dar a los pobres es una de las cosas más obvias que hace, y así la gente llegó a usar el término como si de eso se tratara toda la caridad) […] Caridad significa «amor, en el sentido cristiano”. Pero amor en el sentido cristiano, no significa una emoción. Es un estado no de los sentimientos sino de la voluntad; el estado de la voluntad que tenemos naturalmente respecto a nosotros mismos y que debemos aprender a tener respecto a otras personas. […] El que naturalmente nos guste (este «gusto” natural no es ni un pecado ni una virtud. Es simplemente un hecho. Pero, por supuesto, lo que hacemos con ello es o pecaminoso o virtuoso) o tengamos afecto por algunas personas facilita ser caritativos con ellas. […] No pierdas el tiempo preguntándote si amas a tu prójimo; actúa como si lo hicieras. Tan pronto como hacemos esto, descubrimos uno de los grandes secretos. Cuando te comportas como si amaras a alguien, pronto llegarás a amarlo. Si dañas a alguien que te disguste, te encontrarás con que te disgusta más. Si haces algo bueno por él, te encontrarás con que te disgusta menos […] Pero siempre que hacemos un bien por otro, simplemente porque es un individuo hecho (como nosotros) por Dios, y deseando su felicidad tal como deseamos la nuestra, habremos aprendido a amar un poquito más o por último a rechazar menos.” 84
Mi actitud nada tenía que ver con un comportamiento de amor cristiano. Por el contrario, me comporté como si nunca hubiera sabido de la existencia de Dios. Dejé de hacer un bien a personas que tal vez no lo merecían, -según mi punto de vista- especialmente Robert. Pero como lo dijo C. S. Lewis, esa acción hacía que cada vez me disgustara mucho más la existencia de Robert. Si hubiera hecho algo por ellos, si hubiera compartido con ellos lo que tenía, seguramente los hubiera aprendido a amar y, por lo tanto, me disgustarían menos. El apóstol Pablo, que sí tenía claro el concepto de caridad, en la época de la Iglesia primitiva, después, claro, de haber sido una persona completamente anti-caritativa antes de su conversión, cuando mandaba matar a los primeros cristianos, dejó una gran recomendación a las personas que vivían en Éfeso. Les pidió que no permitieran que su insensible corazón gobernara sus acciones. Si lo hacían de esa forma no gozarían de la vida, porque odiarían cada vez más. Aconsejó: «Esto, pues, es lo que les digo y les encargo en el nombre del Señor: que ya no vivan más como los paganos, los cuales viven de acuerdo con sus inútiles pensamientos y tienen oscurecido el entendimiento. Ellos no gozan de la vida que viene de Dios, porque son ignorantes a causa de lo insensible de su corazón.” 85
Pero siempre que hacemos un bien por otro, simplemente porque es un individuo hecho (como nosotros) por Dios, y deseando su felicidad tal como deseamos la nuestra, habremos aprendido a amar un poquito más o por último a rechazarmenos.

C. S. Lewis

¿Sabemos que si maltratamos más a la persona que no nos gusta, terminaremos queriéndola menos?

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84 C. S. Lewis (1994). Mero Cristianismo. Editorial Andrés Bello. Chile. Pág. 109
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Todos los textos y fotografías que aparecen en la publicación son propiedad intelectual de Paola Vélez a no ser que se especifique lo contrario.

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Aquí está el mejor antídoto contra la corrupción en nuestros países… Día 113 de «125 Días».

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Catedral de la Sagrada Familia, Barcelona, España.

DÍA 113

Finalmente dejé en mi espalda la visión del Océano Glacial Antártico y de los pingüinos durmiendo con sus crías en los montículos. Ya debía regresar a la realidad para enfrentarme con seres humanos a los que les puedo entender el lenguaje. Cuando llegué a la entrada, mis compañeros de viaje estaban en silencio esperando que yo apareciera por algún lado. No me dijeron nada porque no teníamos tanta confianza como para regañar a alguien, pero era evidente su incomodidad por mi demora. Ellos tenían razón en estar enojados porque mientras disfrutaba del silencio y la soledad al lado de los animales, ellos estaban aburridos esperándome. Nos subimos en el carro y no me reprocharon afortunadamente.

Llegamos nuevamente a la casa de Carlos el joven ayudante del bus que nos trajo hasta la Patagonia chilena. Abrió la puerta su abuelita y nos dijo que él había salido a dar una vuelta. Detrás de ella apareció la mamá y dijo muy amable que podíamos seguir para que descansáramos un rato. No sabía cómo pedirle el favor de que me dejara quedar en algún lugar de su casa con mi sleeping, para evitar el gasto del hotel. Así que me armé de valor y se lo pedí directamente. Le dije que por favor me dejara quedar en el mueble de la sala sólo por esa noche. La señora muy amable me dijo que no había ningún problema. Así que la pareja de holandeses y el francés también le pidieron lo mismo en medio de mi extrañeza. El colombiano ya se había ido para un hotel en el centro. Seguramente sus planes económicos para el viaje habían sido diseñados de una mejor manera que los míos y los de los holandeses y el francés a pesar de que ellos tenían en su sangre un modo de comportamiento diferente. La historia de la Reforma Protestante influenció las vidas de las personas en estos países en el norte de Europa con Zwinglio y Calvino para no tener actuaciones de persona pobre. Yo había sido educada en el entorno del “más vivo”, con “la malicia indígena” y demás cosas que hacen de nuestros países los más corruptos en el mundo. Así que pedir este favor no era tan anormal si pensamos en el origen de mi vida. Pero que ellos lo hicieran era muy insólito desde mi punto de vista. Sus raíces estaban fundamentadas en un modo de vida muy distinto al mío. Ellos poseen gracias a su historia un modelo de estado y de sociedad completamente deseable en muchas partes del mundo. Max Weber profundizó en estas razones a comienzos del siglo XX, porque precisamente se preguntó el motivo de su éxito económico y observó que las raíces están en su religión que difiere bastante de judíos, católicos, musulmanes, budistas e hindúes; las mayores religiones en el mundo. Ninguna ha obtenido tantos éxitos en lo económico y finalmente en lo social como la que se practicaba en los países donde la Reforma Protestante hizo su aparición en el siglo XVI y donde los puritanos hicieron una búsqueda disciplinada de su salvación. Esta salvación se demostraba por el éxito en su profesión que derivaba en un éxito en lo económico, a pesar de que no buscaban el dinero como un bien en sí mismo. Es más, odiaban a quien se comportaba como un avaro. Y aunque creyeron que pertenecían a una élite especial, lo cual no puede ser cierto dentro del cristianismo, esto ayudaba a darles la fuerza para comportarse correctamente y por consiguiente a tener una buena reputación, que finalmente redundaba en beneficios económicos. Calvino dijo que existía la doble predestinación, es decir que unos eran predestinados por el mismo Creador para salvación y otros para condenación. Obviamente este tema está muy equivocado y está por fuera de la doctrina, ya que nuestro Padre nos dio el libre albedrío y si esto que planteó Calvino fuera verdad, entonces deduciríamos que Dios es determinista, así que se negaría así mismo, porque uno de sus mayores regalos es precisamente nuestra capacidad de decisión. Aunque el origen del progreso de los puritanos está fundado sobre un problema doctrinal dentro del cristianismo, no podemos desconocer que, a pesar de todo, puede enseñarnos bastante sobre lo que significa comportarnos correctamente, con una vida virtuosa, para tener un mejor modo de vida en la parte económica, social y de gobierno. Eso es lo que debemos emular de los países tan deseables del norte de Europa. Este tema tan apasionante lo trató Max Weber en su investigación sociológica y esto fue lo que descubrió: “La predestinación otorga al “agraciado” la medida más alta de certeza de salvación, una vez que está seguro de pertenecer a la aristocracia de los elegidos. Pero el individuo necesita síntomas de que posee este incomparable carisma, pues la incertidumbre absoluta no se puede soportar a la larga. […] y lo que proporciona la certidumbre es el saber que no son esas faltas, sino los actos agradables a Dios, los que fluyen de la propia relación íntima con Él debido a la misteriosa relación de la gracia; por lo tanto, de la cualidad central y constante de la personalidad. […] la fe en la predestinación se apropió, en sus más consecuentes adeptos, de los más fuertes motivos imaginables para una acción grata a Dios. […] el virtuosismo intramundano[1] y la búsqueda disciplinada de salvación en el oficio querido por Dios fue la fuente de la virtuosidad lucrativa de los puritanos. Desvalorización radical y definitiva de la gracia mágica, sacramental e institucional ante la voluntad soberana de Dios […] La influencia más fuerte la tuvo el puritanismo. […] El Islam no fundó ninguna técnica de vida cotidiana, como el puritanismo, en el que la predestinación afectaba al destino en el más allá […]

Pero en ninguna parte el orgullo de la aristocracia predestinada a la salvación se halla tan íntimamente unido con el hombre de oficio y con la idea de que el éxito de la acción racional demuestra la bendición de Dios, como en los países en que impera la fe puritana en la predestinación; en ninguna otra parte, por lo mismo, ha sido tan extensa la acción de los motivos virtuosos sobre la mentalidad económica. […] Con su expansión creciente en la vida de todos los días y en la religiosidad de la masa, se tolera cada vez menos la sombría aspereza de la doctrina, hasta que queda […] esta doctrina de la gracia en la mentalidad capitalista racional: la idea de la metódica corroboración profesional en la vida lucrativa. […] el puritano piadoso que no obró a causa de una laxa interpretación o de una doble moral, sino, por el contrario, con la mejor conciencia imaginable, […] se legitimaba ante sí mismo y en el círculo de su comunidad; y se legitimaba porque su conducta era absolutamente intachable. Ningún puritano realmente piadoso –eso es lo que importa- hubiese podido tener como ganancia grata a Dios la usura como garantía prendaria, el aprovechamiento del error de la parte contraria (permitido a los judíos respecto a los extranjeros), el regateo y el chalaneo[2], la participación en las ganancias expoliadoras de la política o del coloniaje. El precio fijo, la conducta comercial absolutamente objetiva, incondicionalmente legal, desprecio del ansia de dinero, es lo que ha conferido a los cuáqueros y baptistas su confianza por parte de los hombres, hasta el punto de que los ateos les compraban a ellos y no a sus iguales, a ellos y no a sus iguales confiaban su dinero en depósitos o en comandita, y los enriquecían; y justamente estas cualidades los “probaban” ante su dios. […] el puritano detestaba el espíritu de tendero sediento de riqueza.” [3]

Aunque este estándar de vida puritana se percibe cada vez menos en los países deseables del norte de Europa, sus enseñanzas se han impregnado en su forma de vida virtuosa y aún tienen comportamientos éticos que les permite manejar una sociedad de la mejor manera. Ellos sienten que ahora no necesitan de Dios para vivir bien ni para comportarse correctamente. Por consiguiente, no quieren tampoco establecer una relación profunda con el Creador. No sabemos cuánto durará su sociedad exitosa sin la existencia de Dios en sus vidas, pero lo que si podemos establecer es lo que la existencia de Dios hizo en su historia pasada y lo que puede hacer en nuestras sociedades latinas o aquellas que como nosotros tienen problemas de corrupción. La Palabra de Dios es muy clara a través del mensaje que el apóstol Pablo les escribió a los cristianos en Roma. Allí está escrita la evidencia de lo que hace un ser humano cuando conoce profundamente a Dios y entiende lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz. El cambio interior es abrumador y comienza a hacer lo correcto. Pablo describe este cambio: “Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo para que el pecado perdiera su poder en nuestra vida. […] entréguense completamente a Dios, porque antes estaban muertos, pero ahora tienen una vida nueva. Así que usen todo su cuerpo como un instrumento para hacer lo que es correcto para la gloria de Dios. […] Uno puede ser esclavo del pecado, lo cual lleva a la muerte, o puede decidir obedecer a Dios, lo cual lleva a una vida recta. Antes ustedes eran esclavos del pecado, pero, gracias a Dios, ahora obedecen de todo corazón la enseñanza que les hemos dado. Ahora son libres de la esclavitud del pecado y se han hecho esclavos de la vida recta. […] Cuando eran esclavos del pecado, estaban libres de la obligación de hacer lo correcto. ¿Y cuál fue la consecuencia? Que ahora están avergonzados de las cosas que solían hacer […] pero ahora quedaron libres del poder del pecado y se han hecho esclavos de Dios. Ahora hacen las cosas que llevan a la santidad y que dan como resultado la vida eterna.” [4]

¿Qué estamos haciendo como individuos para terminar con la corrupción en nuestras naciones? ¿Nos comportamos correctamente como evidencia de nuestra relación con el Creador?

[1] Comportarse correctamente en la vida social.

[2] Astucia, maña, engaño, pillería.

[3] Max Weber (2011). La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Editorial Fondo de cultura económica. México. pp. 288-292.

[4] Romanos 6:6-22 NTV (Nueva Traducción Viviente)

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Día 38 de «125 Días». ¿Qué pensamos acerca de la migración?

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Aguachica, Colombia.

DÍA 38

El resto de la comunidad judía, todavía tenía la esperanza de conseguir escapar de una persecución aún peor, esperanza que se mantuvo hasta que los nazis ocuparon el país.

Laurence Rees

En la tarde, después de haber escalado a lo largo de todo el día, comenzamos a desmontar las rutas. Ellos me invitaron a tomar algo, en el Hard Rock Café que había en el pueblo; era el sitio de moda que había sobrevivido al pánico general producido por la posible explosión del volcán. Los escaladores suizos no creían en tal erupción, pues pensaban que era solo una amenaza; se reían del miedo exagerado de la gente que salió huyendo del pueblo con todo el trasteo. Tal vez para ellos la gente era muy exagerada, pero en realidad estaban utilizando una parte de la mente que se llama negación. Lo hacían para vivir más tranquilos, y no caer en un miedo con respecto a la catástrofe que se avecinaba. Estaban tan felices viviendo en Baños, que lo único que hacían era postergar algo que algún día iba a suceder. Existen muchos ejemplos, a lo largo de la historia, con respecto a la negación y postergación de catástrofes. El ser humano la elabora en la mente, para no dejar atrás sus comodidades y, al mismo tiempo, no caer en pánico. Uno de los casos más terribles de la historia, fue el de los judíos en la Segunda Guerra Mundial.

Ellos pensaban que ya había pasado lo peor, es decir, cada vez que el gobierno alemán, en cabeza de Adolfo Hitler, les quitaba un derecho, creían que nada peor que eso podía sucederles. Su mente no les permitía sentir miedo, y por eso acudían a la negación. El escritor Laurence Rees hizo una descripción esclarecedora de lo que muchos de los humanos hacemos, de manera inconsciente, para no aceptar lo inevitable. De alguna manera somos inocentes y creemos que las cosas malas no pueden sucedernos en realidad. Dejó escrito el pensamiento de muchos judíos que se negaban a creer que algo tan malo podría sucederles. Dice así: “Ni siquiera cuando desesperada veía alejarse a la pequeña, tenía Lucille idea alguna de que iba abocada a su propia muerte. Jamás se nos pasó por la mente pensar en lo que harían con los niños, los ancianos y los que no eran capaces de trabajar. Nunca fuimos lo bastante racionales para imaginárnoslo; nos limitamos a dar por hecho que seguirían vivos” […] Todos sabían que iban a ser enviados a la muerte, los rumores sobre un lugar llamado Sobibor y lo que estaba ocurriendo allí, habían circulado desde hacía meses […] hubo algo de charla en el oscuro vagón: “El ejército alemán no nos matará. Nos llevarán a un campo de concentración”. Pero el padre de Toivi fue llevado con los demás hombres a las cámaras de gas. […] Los judíos húngaros, fueron por supuesto el blanco particular de los Nazis. Entonces había más de setecientos sesenta mil, cerca del cinco por cien de la población, y aunque habían sufrido los efectos de la legislación antisemita, la mayoría de sus comunidades y buena parte de sus fortunas estaban todavía intactas; sin embargo, el resto de la comunidad judía, todavía tenía la esperanza de conseguir escapar de una persecución aún peor, esperanza que se mantuvo hasta que los nazis ocuparon el país. Algunos supervivientes de los campos que después de la guerra se establecieron en Israel, afirman que tuvieron que hacer frente a una especie de crítica oculta, no explícita, por no haber hecho más para oponerse a los nazis y luchar contra ellos. […] El hecho es que sigue existiendo la opinión, a menudo no confesada, de que no habrían debido comportarse según las palabras de Moshe Tavor “como ovejas al matadero.” 

 

Esa actitud es difícil de entender para nosotros, que estamos por fuera de aquellos sucesos históricos. Pero también debemos darnos cuenta de que la negación hace que la comodidad prevalezca ante todo, y en este caso no fue la excepción. No es fácil imaginarnos cómo sería una persecución, por cualquier motivo, que nos hiciera salir de nuestras casas cómodas, de un día para otro, a tomar un rumbo desconocido y comenzar de nuevo; a lo mejor en un país diferente, sin amigos, sin el idioma, en una casa vacía y con gente prejuiciosa a nuestro alrededor. Es mucho más fácil tomar el camino de la negación, que nos permite no incomodarnos hasta cuando la catástrofe llega inevitablemente. La negación como herramienta es histórica.

Los mismos judíos de la antigüedad también hicieron uso de ella. Esa historia como ejemplo, podemos verla a través del profeta Sofonías, quien alertaba al pueblo de su inminente destrucción a manos del imperio babilónico, la cual llegó, y ellos no pudieron hacer nada al respecto cuando lo inevitable hizo su aparición. En aquella época también existía la negación. El profeta dejó la evidencia de la advertencia que hizo a la nación: “En aquel tiempo tomaré una lámpara y registraré Jerusalén. Castigaré entonces a la gente que se siente tranquila como el vino reposado, y que se dice a sí misma: “¡El Señor no hará nada, ni bueno ni malo! Por eso, sus tesoros serán saqueados y sus casas destruidas. Construirán casas, pero no vivirán en ellas; plantarán viñas, pero no beberán de su vino.” 

 

El resto de la comunidad judía, todavía tenía la esperanza de conseguir escapar de una persecución aun peor, esperanza que se mantuvo hasta que losnazis ocuparon el país.

Laurence Rees

¿Seríamos capaces de dejar nuestra vivienda y nuestras cosas más amadas, para salir huyendo hacia una nueva vida desconocida, abandonando un gobierno totalitario?

1 Pedro 3:7 DHH

Laurence Rees (2005). Auschwitz. Editorial Crítica. Barcelona. Págs. 145, 283, 309, 396

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Día 105 de la Segunda parte de «125 Días».

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Finca las Guacamayas. Alpujarra, Tolima.

DÍA 105

Después de terminar la jornada de venta de anillos en el muelle de Valdivia, llegué a la casa de Maritza, pero ella no se encontraba. Carlos estaba esperándome para que nos fuéramos hacia el Hogar de Cristo, a esperar que saliera Maritza de su jornada de voluntariado. Cuando llegamos, el atardecer estaba haciendo de las suyas, al exacerbar lo más hermoso de las paredes, las flores, los camiones y hasta el asfalto con el color del sol. Se veía como nunca. Les dije que nos tomáramos unas fotografías para la posteridad. En realidad, no quería olvidarlos en el resto de vida que me queda por vivir. Carlos nos tomó la fotografía a Maritza, a Cristian y a mí.

En ese momento, Nancy estaba en la parte de adentro, separando una ropa que les había acabado de llegar en unas bolsas negras de plástico muy grandes. Cuando la vi haciendo eso, tan dedicada, recordé el día en que me había quedado en la habitación al lado de esos señores. Ya los observaba desde un punto de vista más amable, y ni siquiera los demeritaba en mi mente. Incluso entróuno de ellos quehabía visto como vendedor callejero en el muelle y nos saludamos como viejos amigos. La ropa que venía en las bolsas, era de segunda, y la enviaban para los del Hogar. Ellas la separaban para entregar cierta ropa a determinadas personas. Todos nos pusimos en la misma tarea y luego a dejar en las mismas bolsas lo que no se iba a utilizar en ese momento. El olor era muy desagradable y no podía dejar de imaginarme cantidad de ácaros volando en el aire. Pero Nancy no se imaginaba nada o simplemente no le ponía atención, porque no expresaba ningún desagrado en esa labor. Ella estaba haciendo ese trabajo con el único sentido de dar. Completamente comprometida con la causa de amor hacia estos seres humanos que no vivían en las mejores condiciones. No tenían que motivarla externamente para que estuviera allí en silencio. El amor era su mayor motivación. Eso expelía por los poros. Y su actitud difería bastante de muchos cristianos protestantes que necesitan escuchar continuamente motivaciones externas del pastor para poder servir con amor a los más desposeídos. El escritor Bill Hybels en su libro Simplifica, narra una conversación que sostuvo con el pensador y escritor Dallas Willard, donde tocan el tema del servicio. Dallas le dice a Bill Hybels que su ánimo decae cuando descubre que muchos cristianos necesitan motivación adicional para servir en sus iglesias y para ayudar a los que lo necesitan. Este tema surge después de la recomendación de Hybels sobre tener un versículo clave que levante nuestro ánimo en momentos en que más lo necesitemos. Nos da un ejemplo sobre su versículo predilecto que es 1 Corintios 15:58. Allí habla en la segunda parte sobre “abundar en el trabajo del Señor”. Esto quiere decir que en nuestra vida los frutos de nuestro amor y servicio por los demás deben ser abundantes, y eso lo estaba demostrando Nancy con su actitud de amor cristiano.

Hybels escribe lo siguiente: “Mi versículo saca lo mejor de mí. […] Otra traducción (de 1 de Corintios 15:58)[1]dice: “Trabajen siempre para el Señor con entusiasmo”. No hay flexibilidad en este versículo. No hay camino intermedio. Trabajar con entusiasmo no deja sitio para un “si es conveniente”, ni hacerle una pequeña concesión a Dios, ni rezongar de vez en cuando en Su trabajo. “Abundar siempre” significa que “estoy entrando en ello todo el tiempo”. Pablo pone el listón todo lo alto que puede estar. Escoge dos palabras –siempre y abundar- que suenan a algo lleno. Todos los días, llueva o nieve, pase lo que pase, aunque tus biorritmos estén bajos o los planetas no estén alineados a tu gusto, “abunda siempre en el trabajo del Señor”. Todos los días haz avanzar Sus propósitos adrede, estratégicamente y con pasión. […] Jesús hace que Pablo parezca un peso ligero. Este mundo importa, dice Jesús. ¡Ve! Haz el trabajo de Dios mientras todavía es de día, porque llega una época en la que la oscuridad caerá y ya no serás capaz de trabajar para Dios. Pero hoy puedes avanzar en Sus propósitos. “Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.”

No solo unas nociones de fruta, dice Jesús. No solo una semilla de vez en cuando. Debemos llevar mucho fruto con nuestra única vida. La vida pasa rápidamente, así que abunda en el trabajo del Señor y lleva mucho fruto, porque llega la noche. Hace años tuve el privilegio de entrevistar a Dallas Willard, […] Después de terminar la entrevista formal, le pregunté a Dallas si había algo que le hacía bajar el ánimo. “Te diré lo que me baja el ánimo –dijo sin perder un segundo-. Me molesta que haya seguidores de Cristo que necesiten tantos ánimos y engatusamientos para hacer el trabajo de Dios en el mundo. Conozco a muchos pastores que deben rogar a la gente que se presente a los eventos. Deben rogar a la gente que usen sus dones espirituales dados por Dios para expandir su reino. Deben rogar a la gente que lea sus Biblias, que ore y diezme. Las iglesias gastan miles de dólares en producir videos emocionales que muevan a la gente a cuidar de los pobres, porque si no les muestran esos videos, su congragación no cuidaría de los pobres realmente”.

Me sentí aturdido por su franqueza, pero puedo afirmar que describe lo que muchos pastores pasan. Dallas sacudió la cabeza y dijo: “No debería ser así. La motivación de un seguidor de Cristo debería venirle de dentro”. La gente que vive según 1 de Corintios 15:58 no necesita charlas de ánimo de los pastores ni ruegos de líderes de ministerio exhaustos para que den un paso al frente y se involucren en el trabajo de Dios. El versículo que resuena en sus mentes todo el día los mantiene activos. Son de la clase de personas que dicen: “Hoy será un día para abundar. Sólo muéstrame una necesidad: yo voy a rebosar. De esto trata mi vida. Es lo que Dios quiere. Estas son mis órdenes”.

En el momento después de morir, cuando resucites “en un abrir y cerrar los ojos” y estés frente al Dios soberano del universo, entenderás de una vez que todo este mundo era Suyo, y que Sus propósitos eran lo más importante que tuvo lugar en Él. […] Por el contrario, imagina lo terrible que sería estar frente a este asombroso Dios amante y admitir que durante tu único intento en esta vida, tu preocupación principal fue comer y beber y estar alegre. Tu propósito principal fue conseguir dinero, poder, placer o autosatisfacción.” [2]  

El apóstol Pablo fue un experto en el servicio de amor que necesitamos representar como cristianos ante las personas que nos rodean; nadie tenía que motivarlo para viajar por los países evangelizando. Él fue por distintos lugares mostrando la manera en qué debemos vivir como seguidores de Jesús. Y una parte muy importante que los demás deben reconocer en nosotros es el amor y el servicio que prestamos a los otros. Esto es absolutamente diferenciador de los distintos sistemas religiosos. El cristianismo es sacrificado porque el sacrificio es un honor. Cuando envió su carta a los cristianos que vivían en la ciudad griega de Tesalónica, les animó a seguir sirviendo con tanto amor como hasta ese momento lo habían demostrado. También los instó a respetar y honrar a aquellas personas que se dedican al servicio voluntario hacia los desposeídos. Es un tema que no cambia en nuestros días. Todavía tenemos personas necesitadas que nos rodean y a las cuales debemos servir con todo nuestro amor. Él deja escrito: “Al orar a nuestro Dios y Padre por ustedes, pensamos en el fiel trabajo que hacen, las acciones de amor que realizan y la constante esperanza que tienen a causa de nuestro Señor Jesucristo. […] Y que el Señor haga crecer y sobreabundar el amor que tienen unos por otros y por toda la gente, tanto como sobreabunda nuestro amor por ustedes. Que él, como resultado, fortalezca su corazón para que esté sin culpa y sea santo al estar ustedes delante de Dios nuestro Padre cuando nuestro Señor Jesús regrese con todo su pueblo santo. Amén. […] Amados hermanos, honren a sus líderes en la obra del Señor. Ellos trabajan arduamente entre ustedes y les dan orientación espiritual. Ténganles mucho respeto y de todo corazón demuéstrenles amor por la obra que realizan. Y vivan en paz unos con otros.” [3]

¿Representamos el cristianismo primitivo tal como lo hacían los de la iglesia de Tesalónica, con nuestro servicio y amor desinteresado hacia las personas desposeídas que nos rodean? ¿Necesitamos motivaciones adicionales para entregarnos a ayudar?

[1]P. A.

[2]Bill Hybels (2014). Simplifica.Tyndale House Publishers, Inc. U. S. A. pp. 217 – 220.

[3]1 Tesalonicenses 1:3; 3:12, 13; 5;12, 13. NTV (Nueva Traducción Viviente)