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¿De quién es la culpa, de que existan pocas mujeres ganadoras de premios Nobel individuales en ciencias exactas? Pues mía…

 

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Estamos acostumbradas a inculpar de todas nuestras desgracias a los hombres. Y lo peor es que lo hacemos como colectivo masculino. Pero evidentemente es una completa falsedad y más bien una excusa sin sentido para obnubilar incompetencia. Es muy fácil decir que los demás son los culpables de lo que no podemos hacer bien. Sin embargo, es importante precisar que cada mujer en este planeta que ha decidido dedicarse a otras ramas del saber diferentes a las ciencias exactas, es directamente responsable de estos datos estadísticos bajos para mujeres científicas. Esto nada tiene que ver con que los hombres nos hayan subyugado durante milenios. Esto acabó hace muchos años, y en la generación en la que nací, por ejemplo, ya no existían excusas para no estudiar en la universidad alguna carrera que colaborara con la ciencia en crecimiento. Así que la culpable soy yo por tener estos datos tan pobres en mujeres ganadoras de Nobel en ciencias exactas. Y soy culpable porque decidí no hacer tantos esfuerzos cerebrales para ganarme un Nobel. En los últimos años vemos varias que lo han ganado, pero generalmente son premios compartidos. Entonces, ¿Por qué seguimos pensando de manera soterrada que los hombres como colectivo nos prohiben estudiar y ser las mejores? Esto es una gran mentira de las feministas radicales, aun inmaduras, que se quieren ganar un Nobel por la fuerza, protestando sin ropa por las calles…

 

Es increíble que pensemos que por culpa de los hombres de hace 100 años, entonces el presente vive estas consecuencias. Los hombres no son condenables en ese sentido, ni lo serán en el futuro. Todo lo poco que hemos recogido en este tiempo es por nuestro débil trabajo en estas áreas. Así que estas excusas deben terminar porque el mundo ya cambió y todas las carreras están a nuestra disposición para que podamos colaborar con el mundo científico cómo mujeres.

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Un ejemplo de feministas diciendo que los hombres son culpables, está en la siguiente entrada de unas periodistas de la BBC que estaban asombradas por la falta de mujeres en una feria tecnológica. ¿Qué culpa tienen los hombres de nuestro bajo interés en la tecnología? ¿Nos cerraron las puertas de la feria? ¿Nos obligan a que no estudiemos carreras tecnológicas? ¿Tenemos que seguir mirando cómo culparlos así no lo sean? ¿Ahora los tenemos que obligar a que nos obliguen a entrar a una feria tecnológica? Ya no existen las excusas, sólo necesitamos madurar como mujeres.

www.paolavelez.com

 

 

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Debemos dejar de gritar al patriarcado y mas bien, podemos mirar la bondad inimaginada de los hombres.

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Mosque Sultán Qaboos, Omán.

Al terminar de leer la novela «Blattaria» de Alfonso Florido, es imposible no pensar en lo que estamos haciendo mal como mujeres con respecto a nuestros esposos y a los hombres en general de nuestra sociedad. Él la escribió con el objetivo de denunciar la violencia hacia los hombres por parte de las mujeres. Y precisamente coincidió con la muerte de un músico mexicano Armando Vega Gil quien decidió suicidarse debido a la acusación de una mujer sobre acoso sexual cuando era una niña de 13 años. En su carta que publicó en Twiter antes de morir dijo que prefería suicidarse y dejarle el camino abierto a su hijo, con un final terrible (al dejarlo huérfano) que vivir un terror constante sin final. Esa acusación la lanzó una mujer sin tener pruebas de ninguna clase por el tiempo transcurrido, pero sin pensar siquiera en las consecuencias para la vida del músico y de su familia.

¿Qué nos puede hacer pensar que esta acusación contra el músico mexicano es verdadera? Destruyó su vida pública, también su vida física y sin pruebas. Y esto sucede porque las mujeres feministas radicales están al acecho tratando de exterminar a los hombres de cualquier manera. Esto no significa que las acusaciones actuales contra el abuso de hombres hacia las mujeres no sean una realidad, pero sí debe dejarnos preguntas profundas sobre lo ligeros que podemos llegar a ser al creer lo que dice una mujer sólo por ser mujer. Y este mal es el que denuncia Alfonso  Florido en su novela, porque esta situación la viven a diario muchos hombres en España debido a las leyes tan desiguales en este sentido. Si la mujer decide denunciar falsedades incluso, sólo por venganza, le creen únicamente por ser mujer y el hombre ya es culpable por ser hombre. Por supuesto trae consecuencias muy duras como alejar a los padres de los hijos o muchas veces hasta la cárcel con mentiras inventadas.

Las mujeres feministas radicales deberían dejar de gritar al odiado patriarcado como ahora lo denominan, y mas bien encontrar esa parte masculina tan bondadosa que se niegan a revisar. Están tan pendientes de todas las jugadas masculinas para caerles encima y destruirlos, que no tienen tiempo de reconocer que los hombres son sencillos y con un corazón muy delicado que se puede destruir fácilmente así ellos no nos lo quieran demostrar. ¿Acaso ellos están pendientes todo el tiempo de nuestras caídas cómo esposas, mujeres o madres? Ellos no están fijándose en los detalles y por eso son libres y nos dejan ser libres. Esto es lo que debemos aprender de los hombres.

Paola Vélez 

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¿Cómo tratas a tus hijos? ¿Crees que por ser varones tienen que aguantar tu maltrato como madre?

 

 

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Suesca, Colombia.

Muchas mujeres tenemos el privilegio de enseñar a nuestros hijos, pero en muchas ocasiones utilizamos el maltrato verbal o físico para lograr nuestros objetivos, especialmente con los varones. Creemos que tienen que aguantar todo porque son hombres. Ellos como en muchas ocasiones en su vida adulta guardan silencio y atesoran emociones. Este patrón lo reproducen cientos de veces, inclusive con sus esposas. Y otros prefieren quedarse al lado de su madre que maltrata, (porque una madre que no deja volar a su hijo, también está maltratando), para recibir uno solo y no de otra mujer diferente.

Estamos viendo la agresividad que los hombres cometen hacia la humanidad pero dejamos de lado el porcentaje de infanticidios que cometen las mujeres con sus hijos no nacidos e incluso con aquellos que vieron la luz de la vida y fueron asesinados sin que nadie lo pueda comprobar, porque nadie puede creer que una madre lo haga. Este porcentaje es parecido al que cometen los hombres con el resto de la sociedad. Estos datos muestran una realidad dolorosa y es el poder que tenemos con nuestros hijos como madres. La BBC, tiene un artículo que habla sobre la violencia de los hombres en el mundo, pero también habla sobre los infanticidios hechos en su gran mayoría por mujeres. Allí dice lo siguiente:

«En muchos casos, las mujeres matan para defenderse o para proteger a sus hijos.

Sin embargo, sí nos concentráramos en los infanticidios encontraríamos que la balanza del sexo de los perpetradores cambia, advierte Pueyo.

«Es muy raro que haya mujeres terroristas que se autoinmolen, pero las hay. Es muy raro que hayan hombres que maten bebés, pero también los hay. Ningún comportamiento de homicidio o asesinato es exclusivo de un género», señala Pueyo.

«Las mujeres son más autoras de infanticidios, especialmente de bebés, que los hombres. Parece fácil la explicación: ellas son las que están a cargo de su cuidado». ( bbc.com 20 de octubre 2016)

En este orden de ideas es muy importante conocer el alcance de nuestro poder para destruir a nuestros hijos, pero también los sentimientos profundos de los hombres y su sensibilidad oculta, para entenderlos. Son hombres desde que nacen y están a nuestro cuidado. ¿Creemos que tenemos derecho de maltratarlos especialmente porque tienen que aguantar por ser hombres?

El libro «Las Mujeres Son Malas, Los Hombres Son Buenos Por Naturaleza» explica esta realidad, pero además ayuda a cambiar esta concepción de maldad masculina que la sociedad se a encargado de exacerbar desmedidamente con la ayuda de las feministas recalcitrantes. Este libro salva matrimonios y además ayuda a que ejerzamos nuestro poder como madres de una manera más responsable y en su justa medida. Sé los recomiendo y les aseguro que después de leerlo sus vidas no serán las mismas.

Paola Vélez

 

 

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Los físicamente cobardes son los únicos hombres que no le tienen miedo a las mujeres. G. K. CHESTERTON.

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Burj Khalifa, Dubai.

El escritor inglés G. K. Chesterton, en su ensayo acerca de la obra de Shakespeare llamado “Los Macbeth”, toca el tema de la fuerza y la debilidad en los sexos; decía que, en aquella obra dramática, escrita aproximadamente en 1616, el autor había dibujado a la perfección la relación de un hombre y una mujer dentro del matrimonio. Exponía que alrededor de esa obra de teatro, existía una gran controversia a nivel histórico. Muchas personas declaraban que Lady Macbeth debía ser una mujer muy masculina y que, por el contrario, el señor Macbeth, tal vez era un cobarde, al haberse dejado gobernar por su esposa en el asesinato de Duncan. En la obra de teatro, la esposa tomó el mando de la situación y decidió agarrar los puñales con sus propias manos para dejarloscomo evidencia inculpando a otros, con el fin de entregarle el poder a su esposo, el poder que él tanto deseaba.

Lo que finalmenteconcluye Chesterton, es que Lady Macbeth realmente era una mujer muy femenina por su maldad, pero a la vez muy fuerte, y que el señor Macbeth era muy masculino porque se dejaba gobernar por su esposa, es decir débil. Señalaba que esa discusión, alrededor del asesinato de Duncan, era una discusión que se presentaba en todos los comedores de todos los hogares en el planeta. La mujer llamando cobarde a su esposo y el esposo dejándose dominar por su esposa. En su ensayo escribió: “Pero el varón Macbeth y su marcada, pero inadecuada virilidad, sólo puede ser expresados en conexión con el carácter de su mujer. […] La cuestión como comúnmente se expresa es, en pocas palabras, la cuestión de si Macbeth era realmente masculino, y, en segundo lugar, si Lady Macbeth no era realmente femenina. Los críticos antiguos asumieron que, dado que lady Macbeth obviamente gobernaba a su marido, tuvo que haber sido una mujer muy masculina. La deducción entera es por supuesto falsa. Es posible que mujeres masculinas gobiernen el consejo de la ciudad, pero jamás gobiernan a sus maridos. Las mujeres que gobiernan a sus maridos son las mujeres femeninas, y yo estoy enteramente de acuerdo con los que piensan que Lady Macbeth tuvo que ser una mujer muy femenina. Pero mientras algunos críticos insisten correctamente en el carácter femenino de Lady Macbeth, se empeñan en privar a Macbeth de ese carácter masculino que es obviamente lo contrario del otro. Piensan que Lady Macbeth tiene que ser un hombre porque gobierna. Y sobre el mismo estúpido principio piensan que Macbeth tiene que ser una mujer o un cobarde o un decadente o algo raro, porque es gobernado. El tipo de hombre más masculino es siempre gobernado. Los físicamente cobardes son los únicos hombres que no tienen miedo de las mujeres.

Tomado del libro: «Las Mujeres Son Malas, los Hombres Son Buenos Por Naturaleza» pp. 19, 20.

https://itunes.apple.com/co/book/las-mujeres-son-malas-los-hombres-son-buenos-por-naturaleza/id1376035914?mt=11

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¡Un Niño!

¡Un Niño!

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Mesa de Los Santos, Santander, Colombia.

Así fue el grito que pegamos con mi hijo cuando vimos un niño en nuestro conjunto residencial. ¿Hacia qué lugar se dirige esta humanidad actual? Eso fue precisamente lo que pregunté a mi mente cuando me escuché tan sorprendida al ver a un niño que tenía balón pequeño y que andaba deambulando por el conjunto tratando de encontrar otro ser igual de extraño que él y que también quisiera jugar a los clásicos de antaño.

 

Mi hijo se sorprendió igual que yo y no dudó en salir corriendo para encontrar aquel espécimen único en el lugar.

Este suceso que puede parecer casi inaudito, habla más que cualquier otra cosa. Por un lado, demuestra que los niños y sus padres están obnubilados en las cosas que proporciona la tecnología. Así mismo, que los padres también están interesados en que sus hijos tengan poco movimiento y se queden hipnotizados con un gran sistema que ni siquiera les permite pensar.

 

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Niños con diversión clásica. Sohar, Omán.

 

 

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Niños que todavía juegan sin tecnología. Sohar, Omán.

 

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Sohar, Omán.

 

Pero por otra parte, saca a la luz el egoísmo en que vivimos las sociedades de hoy, disfrazado de amor exacerbado por la naturaleza y el medio ambiente. No es que no sea importante, pero no puede ser superior al sacrificio que deben hacer los padres por tener un hijo y así conservar la humanidad para vivir en el planeta. Tener un hijo es sacrificado y eso nos hace grandes, así nos quieran ver como depredadores medioambientales. Los hogares que deciden tener hijos hoy, a pesar de la mala fama que las feministas y los activistas medioambientales hacen para que se abstengan, son unos verdaderos héroes. Las madres embarazadas rompen con esa idea absurda de acabar con la humanidad y por eso son heroínas. Porque el valor supremo actual y equivocado, es una mascota callejera adoptada y no un hijo. Con esa “filantropía” acallan sus conciencias, de no poder sostener anímicamente un matrimonio con hijos. ¿Para qué un planeta verde, si finalmente no tendrá niños que jueguen en el verde que tanto están cuidando? Porque eso es lo que buscan los ambientalistas y las feministas… que el planeta se quede únicamente con animales y sin seres humanos. ¿Y eso qué sentido tiene?

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Planeta verde, Boyacá. Colombia.

Podemos ver la utilidad de una decisión, cuando miramos hasta el final y sus últimas consecuencias. Claramente la decisión de controlar la natalidad (Con sus nefastas consecuencias en la China, India, Japón, Alemania, Tailandia, Rusia, Canadá, etc.) y no tener hijos por “el bien del planeta”(porque ese es el disfraz) sólo nos llevará a tener uno con la humanidad extinguida. ¿Y entonces para qué buscamos vida en otros planetas si estamos tratando de extinguir la vida próxima a nacer en este?

La humanidad se ha sabido controlar a lo largo de la historia. No necesitamos que nos sigan metiendo engaños en nuestras cabezas para que acabemos con la nuestra.

¡Que vivan los niños y sus hogares valientes!

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Planeta verde, Boyacá. Colombia.