¡Un Niño!

Así fue el grito que pegamos con mi hijo cuando vimos un niño en nuestro conjunto residencial. ¿Hacia qué lugar se dirige esta humanidad actual? Eso fue precisamente lo que pregunté a mi mente cuando me escuché tan sorprendida al ver a un niño que tenía balón pequeño y que andaba deambulando por el conjunto tratando de encontrar otro ser igual de extraño que él y que también quisiera jugar a los clásicos de antaño.
Mi hijo se sorprendió igual que yo y no dudó en salir corriendo para encontrar aquel espécimen único en el lugar.
Este suceso que puede parecer casi inaudito, habla más que cualquier otra cosa. Por un lado, demuestra que los niños y sus padres están obnubilados en las cosas que proporciona la tecnología. Así mismo, que los padres también están interesados en que sus hijos tengan poco movimiento y se queden hipnotizados con un gran sistema que ni siquiera les permite pensar.



Pero por otra parte, saca a la luz el egoísmo en que vivimos las sociedades de hoy, disfrazado de amor exacerbado por la naturaleza y el medio ambiente. No es que no sea importante, pero no puede ser superior al sacrificio que deben hacer los padres por tener un hijo y así conservar la humanidad para vivir en el planeta. Tener un hijo es sacrificado y eso nos hace grandes, así nos quieran ver como depredadores medioambientales. Los hogares que deciden tener hijos hoy, a pesar de la mala fama que las feministas y los activistas medioambientales hacen para que se abstengan, son unos verdaderos héroes. Las madres embarazadas rompen con esa idea absurda de acabar con la humanidad y por eso son heroínas. Porque el valor supremo actual y equivocado, es una mascota callejera adoptada y no un hijo. Con esa “filantropía” acallan sus conciencias, de no poder sostener anímicamente un matrimonio con hijos. ¿Para qué un planeta verde, si finalmente no tendrá niños que jueguen en el verde que tanto están cuidando? Porque eso es lo que buscan los ambientalistas y las feministas… que el planeta se quede únicamente con animales y sin seres humanos. ¿Y eso qué sentido tiene?

Podemos ver la utilidad de una decisión, cuando miramos hasta el final y sus últimas consecuencias. Claramente la decisión de controlar la natalidad (Con sus nefastas consecuencias en la China, India, Japón, Alemania, Tailandia, Rusia, Canadá, etc.) y no tener hijos por “el bien del planeta”(porque ese es el disfraz) sólo nos llevará a tener uno con la humanidad extinguida. ¿Y entonces para qué buscamos vida en otros planetas si estamos tratando de extinguir la vida próxima a nacer en este?
La humanidad se ha sabido controlar a lo largo de la historia. No necesitamos que nos sigan metiendo engaños en nuestras cabezas para que acabemos con la nuestra.
¡Que vivan los niños y sus hogares valientes!

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