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¿La cantidad de suicidios masculinos es característico de nuestra época?

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“Estas estadísticas de suicidio masculino no son algo característico de nuestra época, aunque su crecimiento desmesurado en los últimos años sí lo es. En el siglo XIX, también existía esta tendencia masculina a no soportar los problemas de la vida. Concepción Arenal hizo una comparación muy reveladora del tiempo en que vivió. Lo escribió para incrementar el valor de la mujer. En el tiempo actual en el cual el hombre ha dejado de tener valor personal, es importante tener en cuenta esta apreciación, para considerar con mayor compasión las emociones débiles que ellos manejan por dentro. Ella observó: “A pesar de ver a muchas mujeres con sufrimientos por no ser tomadas en cuenta, o reducidas a la miseria por la sociedad que le cierra la mayor parte de los caminos para ganar su subsistencia, escuchando el grito horrible de sus hijos hambrientos cuando no tiene pan que darles, recibiendo el bofetón ignominioso del desprecio público cuando ha sido débil, expuesta al tedio por falta de ocupación racional y útil, la mujer debía abandonarse a la desesperación con más frecuencia que el hombre y recurrir más veces al suicidio. Y, sin embargo, no era así; el ser débil soporta con mayor fortaleza una vida de dolores; lucha hasta caer herida por la mano de Dios omnipotente, y no por la suya culpable. La proporción varía de unos países a otros, pero en todos es menos el número de mujeres que se suicidan que el de los hombres.” 
Esa incapacidad emocional masculina de enfrentar la vida, sumada al estado actual del mundo, ha hecho que el suicidio se convierta en una salida por causa de la desesperación.»

Concepción Arenal (1989). La mujer del porvenir, la mujer de su casa. Ediciones Orbis. Barcelona, España. pp. 16-18.

Fragmento de: Paola Vélez. “Las Mujeres Son Malas, Los Hombres Son Buenos Por Naturaleza”. Apple Books. www.paolavelez.com

Todos los textos e imágenes son propiedad de Paola Vélez mientras no se diga lo contrario.

 

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Funcionalidad de la familia en la pandemia. G. K. Chesterton.

Jenesano, Boyacá.

Chesterton en su libro “El amor o la fuerza del sino” hace una defensa de la familia incomparable. Describe magistralmente el papel de la mujer dentro del hogar y el bienestar de los seres humanos dentro de un buen matrimonio, entre otros. Por eso es muy pertinente para el tema de la familia completa (papá y mamá al mismo tiempo) leer sus escritos, para tratar la tarea titánica de encausar de nuevo a la sociedad dentro de un orden que se ha abandonado, debido al debilitamiento de la familia, del matrimonio y del papel del hombre en el hogar. Asegura que el hogar es el único sitio en el mundo donde podemos hacer realmente lo que queremos. Es el único lugar donde realmente se encuentra la aventura. Por fuera de él, sólo se esconde un mundo lleno de reglas y de horarios establecidos. Así expuso su paradoja: “Pero de todas las ideas modernas engendradas por la mera abundancia material, la peor de todas es la idea de que la vida familiar es aburrida y sosa. […] Porque la verdad es que, para la gente moderadamente pobre, el hogar es el único sitio donde hay anarquía. […] En cualquier otro sitio a donde vaya debe aceptar las reglas estrictas del taller, de la fonda, del club o del museo. Pero en su propia casa, puede comer en el suelo si así le apetece. Para quien se gana la vida trabajando duramente, el hogar no es el sitio domesticado y manso en un mundo lleno de aventuras. Es el sitio indómito y libre en un mundo lleno de reglas y tareas fijas. El hogar es el sitio en donde podemos poner la alfombra en el techo o las tejas del techo por el suelo si nos da la gana. […] Entre las tradiciones que están siendo atacadas así, no de manera inteligente sino de forma por completo vacía de toda inteligencia, está la creación humana fundamental llamada la familia o el hogar. Es una de las cosas más típicas que los hombres atacan no porque puedan entenderla de punta a cabo, sino porque no la entienden en absoluto. […] Si Ricardo o Susana desean destruir la familia porque no ven qué utilidad tiene, digo lo que dije al principio: si no ven para qué sirve, harían mucho mejor en preservarla. No tienen ningún derecho en destruirla ni siquiera en pensarlo, hasta que no hayan visto para qué sirve. […] Pero se hace a menudo la increíble y extraordinaria sugerencia de que esta fuga del hogar es una escapada hacia una mayor libertad […] Pero lo principal es que el mundo fuera del hogar se encuentra ahora mismo bajo una rígida disciplina y rutina, y solo dentro del hogar encuentra un sitio para la individualidad y la libertad. […] Pero de todos modos es obvio que, cien empleados en un banco o cien camareras en una cafetería, están más regimentados y bajo control, que lo están los mismos individuos cuando cada uno de esos hombres y mujeres regresan a su casa o aposento adornados con sus cuadros favoritos.” (G. K. Chesterton. El amor o la fuerza del sino. Editorial Rialp. Páginas 71, 81, 95)

Este texto está contenido dentro del capítulo 2 del libro: «Las Mujeres Son Malas, Los Hombres Son buenos Por Naturaleza». Puede conseguirlo electrónico en el siguiente link: https://wordpress.com/view/paolavelez.com

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¿Las mujeres somos más dóciles cuando nos educamos?

Opera Garnier, París.

Una visión de una escritora del siglo XIX…

“De la misma manera, Concepción Arenal en el siglo XIX, suponía también de manera utópica, que si la mujer podía tener acceso a la educación, las cosas cambiarían drásticamente en la vida doméstica; decía que la mujer educada sería mucho más suave y comprensiva con su esposo, y que además sería mucho menos agresiva. Ella idealizó lo siguiente: “La mujer educada sentirá y comprenderá mejor, tendrá más elevación para pensar y más delicadeza para sentir, y será con su marido más razonable y más amante. La mujer que ha de ser madre ha recibido de la naturaleza una paciencia casi infinita, y debiendo por su organización sufrir más, es más sufrida que el hombre. Su mayor impresionabilidad la hace menos firme; su sensibilidad mayor la hace más compasiva y más amante. Por más derechos que le concedan las leyes, la mujer a impulsos de cariño, cederá siempre su derecho; callará sus dolores para ocuparse en los de su padre, su marido o sus hijos; la abnegación será uno de sus mayores goces; dará con gusto mucha autoridad por un poco de amor, y suplirá, con la voz dulce y persuasiva que Dios le ha dado, la fuerza que le negó.

No queremos ni tememos conflictos de autoridad en la familia bien ordenada, de que el hombre será siempre el jefe, no el tirano. Así como no vemos diferencias de inteligencia en los niños de diferente sexo, vemos muchas de carácter. La niña es desde luego más dócil, más dulce, más cariñosa, menos egoísta: es ya el germen de la madre, que ensaya con sus muñecas lo que más adelante hará con sus hijos.” 

¿Será que lo que pensó dicha escritora en aquel entonces, se está cumpliendo hoy? ¿Las niñas son más dóciles, más dulces, más cariñosas, más abnegadas y menos egoístas?”

Concepción Arenal (1989). La mujer del porvenir, la mujer de su casa. Ediciones Orbis. Barcelona, España. pp. 16-18.

Fragmento de: Paola Vélez. “Las Mujeres Son Malas, Los Hombres Son Buenos Por Naturaleza”. Página 124, 125. Apple Books. www.paolavelez.com

Todos los textos e imágenes son propiedad de Paola Vélez mientras no se diga lo contrario.