Publicado en Uncategorized

Día 105 de la Segunda parte de «125 Días».

fullsizeoutput_ac7
Finca las Guacamayas. Alpujarra, Tolima.

DÍA 105

Después de terminar la jornada de venta de anillos en el muelle de Valdivia, llegué a la casa de Maritza, pero ella no se encontraba. Carlos estaba esperándome para que nos fuéramos hacia el Hogar de Cristo, a esperar que saliera Maritza de su jornada de voluntariado. Cuando llegamos, el atardecer estaba haciendo de las suyas, al exacerbar lo más hermoso de las paredes, las flores, los camiones y hasta el asfalto con el color del sol. Se veía como nunca. Les dije que nos tomáramos unas fotografías para la posteridad. En realidad, no quería olvidarlos en el resto de vida que me queda por vivir. Carlos nos tomó la fotografía a Maritza, a Cristian y a mí.

En ese momento, Nancy estaba en la parte de adentro, separando una ropa que les había acabado de llegar en unas bolsas negras de plástico muy grandes. Cuando la vi haciendo eso, tan dedicada, recordé el día en que me había quedado en la habitación al lado de esos señores. Ya los observaba desde un punto de vista más amable, y ni siquiera los demeritaba en mi mente. Incluso entróuno de ellos quehabía visto como vendedor callejero en el muelle y nos saludamos como viejos amigos. La ropa que venía en las bolsas, era de segunda, y la enviaban para los del Hogar. Ellas la separaban para entregar cierta ropa a determinadas personas. Todos nos pusimos en la misma tarea y luego a dejar en las mismas bolsas lo que no se iba a utilizar en ese momento. El olor era muy desagradable y no podía dejar de imaginarme cantidad de ácaros volando en el aire. Pero Nancy no se imaginaba nada o simplemente no le ponía atención, porque no expresaba ningún desagrado en esa labor. Ella estaba haciendo ese trabajo con el único sentido de dar. Completamente comprometida con la causa de amor hacia estos seres humanos que no vivían en las mejores condiciones. No tenían que motivarla externamente para que estuviera allí en silencio. El amor era su mayor motivación. Eso expelía por los poros. Y su actitud difería bastante de muchos cristianos protestantes que necesitan escuchar continuamente motivaciones externas del pastor para poder servir con amor a los más desposeídos. El escritor Bill Hybels en su libro Simplifica, narra una conversación que sostuvo con el pensador y escritor Dallas Willard, donde tocan el tema del servicio. Dallas le dice a Bill Hybels que su ánimo decae cuando descubre que muchos cristianos necesitan motivación adicional para servir en sus iglesias y para ayudar a los que lo necesitan. Este tema surge después de la recomendación de Hybels sobre tener un versículo clave que levante nuestro ánimo en momentos en que más lo necesitemos. Nos da un ejemplo sobre su versículo predilecto que es 1 Corintios 15:58. Allí habla en la segunda parte sobre “abundar en el trabajo del Señor”. Esto quiere decir que en nuestra vida los frutos de nuestro amor y servicio por los demás deben ser abundantes, y eso lo estaba demostrando Nancy con su actitud de amor cristiano.

Hybels escribe lo siguiente: “Mi versículo saca lo mejor de mí. […] Otra traducción (de 1 de Corintios 15:58)[1]dice: “Trabajen siempre para el Señor con entusiasmo”. No hay flexibilidad en este versículo. No hay camino intermedio. Trabajar con entusiasmo no deja sitio para un “si es conveniente”, ni hacerle una pequeña concesión a Dios, ni rezongar de vez en cuando en Su trabajo. “Abundar siempre” significa que “estoy entrando en ello todo el tiempo”. Pablo pone el listón todo lo alto que puede estar. Escoge dos palabras –siempre y abundar- que suenan a algo lleno. Todos los días, llueva o nieve, pase lo que pase, aunque tus biorritmos estén bajos o los planetas no estén alineados a tu gusto, “abunda siempre en el trabajo del Señor”. Todos los días haz avanzar Sus propósitos adrede, estratégicamente y con pasión. […] Jesús hace que Pablo parezca un peso ligero. Este mundo importa, dice Jesús. ¡Ve! Haz el trabajo de Dios mientras todavía es de día, porque llega una época en la que la oscuridad caerá y ya no serás capaz de trabajar para Dios. Pero hoy puedes avanzar en Sus propósitos. “Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.”

No solo unas nociones de fruta, dice Jesús. No solo una semilla de vez en cuando. Debemos llevar mucho fruto con nuestra única vida. La vida pasa rápidamente, así que abunda en el trabajo del Señor y lleva mucho fruto, porque llega la noche. Hace años tuve el privilegio de entrevistar a Dallas Willard, […] Después de terminar la entrevista formal, le pregunté a Dallas si había algo que le hacía bajar el ánimo. “Te diré lo que me baja el ánimo –dijo sin perder un segundo-. Me molesta que haya seguidores de Cristo que necesiten tantos ánimos y engatusamientos para hacer el trabajo de Dios en el mundo. Conozco a muchos pastores que deben rogar a la gente que se presente a los eventos. Deben rogar a la gente que usen sus dones espirituales dados por Dios para expandir su reino. Deben rogar a la gente que lea sus Biblias, que ore y diezme. Las iglesias gastan miles de dólares en producir videos emocionales que muevan a la gente a cuidar de los pobres, porque si no les muestran esos videos, su congragación no cuidaría de los pobres realmente”.

Me sentí aturdido por su franqueza, pero puedo afirmar que describe lo que muchos pastores pasan. Dallas sacudió la cabeza y dijo: “No debería ser así. La motivación de un seguidor de Cristo debería venirle de dentro”. La gente que vive según 1 de Corintios 15:58 no necesita charlas de ánimo de los pastores ni ruegos de líderes de ministerio exhaustos para que den un paso al frente y se involucren en el trabajo de Dios. El versículo que resuena en sus mentes todo el día los mantiene activos. Son de la clase de personas que dicen: “Hoy será un día para abundar. Sólo muéstrame una necesidad: yo voy a rebosar. De esto trata mi vida. Es lo que Dios quiere. Estas son mis órdenes”.

En el momento después de morir, cuando resucites “en un abrir y cerrar los ojos” y estés frente al Dios soberano del universo, entenderás de una vez que todo este mundo era Suyo, y que Sus propósitos eran lo más importante que tuvo lugar en Él. […] Por el contrario, imagina lo terrible que sería estar frente a este asombroso Dios amante y admitir que durante tu único intento en esta vida, tu preocupación principal fue comer y beber y estar alegre. Tu propósito principal fue conseguir dinero, poder, placer o autosatisfacción.” [2]  

El apóstol Pablo fue un experto en el servicio de amor que necesitamos representar como cristianos ante las personas que nos rodean; nadie tenía que motivarlo para viajar por los países evangelizando. Él fue por distintos lugares mostrando la manera en qué debemos vivir como seguidores de Jesús. Y una parte muy importante que los demás deben reconocer en nosotros es el amor y el servicio que prestamos a los otros. Esto es absolutamente diferenciador de los distintos sistemas religiosos. El cristianismo es sacrificado porque el sacrificio es un honor. Cuando envió su carta a los cristianos que vivían en la ciudad griega de Tesalónica, les animó a seguir sirviendo con tanto amor como hasta ese momento lo habían demostrado. También los instó a respetar y honrar a aquellas personas que se dedican al servicio voluntario hacia los desposeídos. Es un tema que no cambia en nuestros días. Todavía tenemos personas necesitadas que nos rodean y a las cuales debemos servir con todo nuestro amor. Él deja escrito: “Al orar a nuestro Dios y Padre por ustedes, pensamos en el fiel trabajo que hacen, las acciones de amor que realizan y la constante esperanza que tienen a causa de nuestro Señor Jesucristo. […] Y que el Señor haga crecer y sobreabundar el amor que tienen unos por otros y por toda la gente, tanto como sobreabunda nuestro amor por ustedes. Que él, como resultado, fortalezca su corazón para que esté sin culpa y sea santo al estar ustedes delante de Dios nuestro Padre cuando nuestro Señor Jesús regrese con todo su pueblo santo. Amén. […] Amados hermanos, honren a sus líderes en la obra del Señor. Ellos trabajan arduamente entre ustedes y les dan orientación espiritual. Ténganles mucho respeto y de todo corazón demuéstrenles amor por la obra que realizan. Y vivan en paz unos con otros.” [3]

¿Representamos el cristianismo primitivo tal como lo hacían los de la iglesia de Tesalónica, con nuestro servicio y amor desinteresado hacia las personas desposeídas que nos rodean? ¿Necesitamos motivaciones adicionales para entregarnos a ayudar?

[1]P. A.

[2]Bill Hybels (2014). Simplifica.Tyndale House Publishers, Inc. U. S. A. pp. 217 – 220.

[3]1 Tesalonicenses 1:3; 3:12, 13; 5;12, 13. NTV (Nueva Traducción Viviente)

Publicado en Uncategorized

Día 98. ¿Cuál es nuestra relación con el dinero? ¿Tememos perderlo, o lo codiciamos?

fullsizeoutput_750
www.paolavelez.com

DÍA 98

Llegamos con Nancy y Carlos a un puerto lleno de árboles y de sol mañanero muy limpio y ordenado, donde llegaban embarcaciones cargadas de pescado que traían turistas también. Además, estaban los de la Armada Naval Chilena. Allí no me dejaron entrar, ya que tenía que ser en un horario específico; solo me dejaron recorrer la parte de afuera, lo suficiente como para mantenerme en la película de que estaba navegando. Ellos me esperaron abajo mientras estaba hablando con el chico que me atendió. Era bastante coqueto, estaba intentando ponerme una cita para que nos viéramos después.

Nos fuimos a un lugar donde vendíanartesanías.Quería comprar algo autóctono de recuerdo. Nancy me regaló un velero hecho en madera y Carlos me dijo que me iba a obsequiar una pipa echa a mano, y para intercambiar les dije que les iba a dar de recuerdo un collar de los que yo llevaba para vender. Les pregunté si había algún problema si trataba de ofrecer mis collares en el muelle; ellos me respondieron que a veces la policía molestaba a los vendedores callejeros, pero que podía intentar.

Decidí salir al otro día a vender collares en el muelle porque tenía miedo de quedarme sin dinero. Una emoción que sentimos la mayoría de los seres humanos. Trabajamos por temor. No nos educamos adecuadamente para hacer que el dinero trabaje para nosotros. Dejamos que las emociones negativas del temor y el deseo nos invadan. Lo contrario a las emociones es la razón que nos permite pensar y analizar para no caer en ninguna de estas dos trampas. Y nosotros los cristianos tenemos más ventajas que aquella humanidad que vive sin Dios. Porque la razón precisamente es un baluarte que Dios nos ha regalado a toda la humanidad, pero se expresa mejor en sus hijos, para que vivamos una vida tranquila y libre de temor o de deseo desenfrenado. El autor exitoso Robert Kiyosaki, enseña a través de su libro Padre Rico, Padre Pobre,a que nos eduquemos en la parte financiera para que con la ayuda de la razón que Dios nos dio podamos aprender a ver el dinero en su justa medida y a no temer y tampoco desear desaforadamente. Enseña lo siguiente: “No tenía ni idea de lo que hablaba aquel hombre. “La vida empuja a todos. Algunos se rinden y otros luchan. Algunos aprenden las lecciones y continúan, reciben con alegría los embates porque saben que los empujones significan que necesitan -y deben- aprender algo.” […] “Pero son muy pocos. La mayoría sólo renuncia. Algunos como tú, pelean” […] Y entonces continuó hablando. “O, si eres el tipo de persona que tiene agallas, te darás por vencido cada vez que la vida te empuje. […] Te habría gustado ganar, pero tu miedo a perder siempre será mucho mayor a la emoción de obtener lo que quieres. En tu interior, tú y solo tú sabrás que nunca te lanzaste, que preferiste jugar a lo seguro.” […]

“Tú y Mike son las primeras personas que me piden que les enseñe a hacer dinero. Tengo más de 150 empleados, pero ninguno de ellos me ha solicitado que le diga lo que sé sobre el dinero. Siempre me piden un empleo y un cheque de nómina, pero nunca conocimiento.” […] Padre rico se meció hacia atrás y se carcajeó de buena gana. Después dijo: “Es mejor que cambies tu forma de ver las cosas. Deja de culparme […] Si sigues creyendo eso tendrás que cambiar mi forma de ser. Pero si empiezas a ver que el problema eres tú, entonces sólo tendrás que cambiarte a ti mismo, tendrás que aprender y volverte más sabio.” […] Padre rico la repitió una y otra vez: “Los pobres y la clase media trabajan para obtener dinero. Los ricos hacen que el dinero trabaje para ellos.” […] “En lo que se refiere al dinero, la mayoría de la gente siempre quiere ir a la segura y no correr riesgos; por eso, lo que motiva a muchos no es la pasión sino el miedo.” […] “sólo recuerda que el miedo es lo que hace que la mayoría de la gente trabaje para conseguir dinero: el miedo a no poder pagar las facturas; el miedo a ser despedidos; el miedo a no tener suficiente dinero y el miedo a empezar de nuevo.” […] “Casi todos piensan que, con más dinero, podrán resolver sus dificultades, pero no se dan cuenta de que el problema radica en su falta de educación financiera.” […]

“En primer lugar, el miedo a no tener dinero nos motiva a trabajar duro y, una vez que obtenemos el cheque de nómina, la codicia o la avaricia nos hace pensar en todas las cosas maravillosas que se pueden comprar con el dinero. Y entonces se establece el patrón.” […] “El patrón de levantarse, ir a trabajar, pagar recibos; y otra vez […] Hay dos emociones que siempre controlan la vida de la gente: el miedo y la codicia. Si le ofreces más dinero, continuará por siempre en ese ciclo y gastará más cada vez. Es a lo que llamo la Carrera de la Rata.” […] “El dinero rige sus vidas y todos ellos se rehúsan a aceptarlo. El dinero controla sus emociones y almas.” […] “Muchos tienen fuertes problemas emocionales y son neuróticos a pesar de que tienen más dinero y parecen llevar una vida mejor.” “¿Entonces los pobres son más felices?”, pregunté. “No, no lo creo” contestó padre rico. “Eludir el dinero es algo tan triste como vivir apegado a él.” […] “Siempre tendremos emociones de miedo y codicia.” […] “La mayoría de la gente usa el miedo y la codicia en su contra. Ahí es donde surge la ignorancia.” […] Nos dijo que la ignorancia se impone cuando la gente deja de buscar información y de tratar de conocerse a sí misma. La batalla es una decisión que se toma en un instante y consiste en aprender a abrir o cerrar la mente. […] “La ignorancia respecto al dinero provoca codicia y miedo”, explicó padre rico. […] A la mayoría de la gente le da miedo analizar las cosas desde un punto de vista racional y, por eso, sale corriendo por la puerta para ir a realizar un trabajo que detesta. Para controlar una situación intrincada, es necesario pensar. A eso me refiero con que deben privilegiar al pensamiento.” [1]

El autor habla de dos extremos respecto a lo que muchos pensamos y actuamos a causa del dinero. Se refiere a la codicia y al temor. Ambos nos pueden introducir en el mundo de la desesperación. Los judíos desde la antigüedad han sido muy prósperos económicamente, con algunas épocas de esclavitud, pero otras tantas en abundancia. Jesús como hombre judío de nacimiento dejó muchas enseñanzas que han trascendido las fronteras físicas y temporales. Por un lado, en el evangelio de Mateo habla sobre lo que le sucede a un hombre cuando tiene temor de perder el dinero, pero también vemos en la carta a Timoteo escrita por Pablo, lo que significa codiciar. Allí nos explica el apóstol que nada trajimos cuando nacimos y nada podemos llevarnos el día de nuestra muerte y que el amor al dinero nos puede extraviar del camino de la fe. Ambas posturas que parecen extremas nos muestran el verdadero sentido que debemos darle al dinero utilizando nuestro pensamiento, nuestra razón. Necesitamos conocernos a nosotros mismos para no temer y codiciar. Podemos disfrutar del bienestar que genera cuando gastamos nuestro tiempo aprendiendo a producirlo y haciendo que trabaje para nosotros y no nosotros para él. Porque la pobreza que es otro extremo tampoco es exaltada en ningún momento.

La parábola que contó Jesús para enseñarnos sobre lo que significa el temor a perder el dinero, dice lo siguiente: “También el reino del cielo puede ilustrarse mediante la historia de un hombre que tenía que emprender un largo viaje. Reunió a sus siervos y les confió su dinero mientras estuviera ausente. Lo dividió en proporción a las capacidades de cada uno. […] Después de mucho tiempo, el amo regresó de su viaje y los llamó para que rindieran cuentas de cómo habían usado su dinero. El siervo al cual le había confiado las cinco bolsas de plata se presentó con cinco más y dijo: “Amo, usted me dio cinco bolsas de plata para invertir, y he ganado cinco más”. […] Por último se presentó el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no cultivó. Tenía miedo de perder su dinero, así que lo escondí en la tierra. Mire, aquí está su dinero de vuelta”. Pero el amo le respondió: “¡Siervo perverso y perezoso! Si sabías que cosechaba lo que no sembré y recogía lo que no cultivé, ¿por qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos hubiera podido obtener algún interés de él”. “Entonces ordenó: “Quítenle el dinero a este siervo y dénselo al que tiene las diez bolsas de plata. A los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más y tendrán en abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen.” [2]

Por otro lado, el apóstol Pablo le escribe a Timoteo y le muestra que el amor al dinero o la codicia o avaricia también son extremos que no podemos permitir en nuestra vida de cristianos porque estos nos pueden extraviar de la fe que necesitamos cuidar como un tesoro. Pablo escribe: “Nada hemos traído a este mundo, y nada nos llevaremos de él. Debemos contentarnos con tener lo suficiente para comer y vestir. Pues los que quieren enriquecerse caen en la tentación y en la trampa de deseos insensatos y funestos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males. Algunos arrastrados por ese amor al dinero, se han apartado de la fe y están atormentados por muchos remordimientos.” [3]

¿Utilizamos la razón o el pensamiento que Dios nos dio para estar alejados de la pobreza o del temor y la codicia que puede producir el amor o el desamor por el dinero?

[1]Robert T. Kiyosaki (2011). Padre Rico, Padre Pobre. Editorial Aguilar. Bogotá, Colombia. pp. 34-55.

[2]Mateo 25:14-29 NTV (Nueva Traducción Viviente)

[3]I Timoteo 6:7-10 NSB (Nuestra Sagrada Biblia)   www.paolavelez.com