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¿El Campo Colombiano es excluyente?

Tierra Negra, Boyacá, Colombia. Archivo personal.

Julián tiene 17 años, vive en la vereda Aposentos, cerca de Nuevo Colón y Turmequé, en Boyacá. Es un joven alto, de cabello negro, piel trigueña y ojos negros. En la actualidad estudia en un colegio Técnico en Turmequé y está haciendo el curso con énfasis en electricidad. Vive en una casa a varios metros de la de sus abuelos. Allí comparte con su padre, madre y tres hermanos más. Los padres varias veces a la semana salen a recoger cosechas de frutales que los campesinos siembran en el sector o en algunas ocasiones, trabajan en su propia tierra que baja hasta la orilla del río. Se podría decir que son dueños de una montaña. Ambas familias, la de los abuelos y la de él, tienen antenas para recibir televisión y celulares que les permiten recibir internet. También tienen satelital. Están rodeados de gallinas, cabras, ovejas, perros y un gato. De igual forma, una vaca de la que toman leche para el consumo. Siembran frijol y árboles de durazno y ciruela.

Cada vez que llega alguien a visitarlos lo reciben con guarapo. Como viven en una montaña, desde su hogar se puede ver cómo el horizonte se mezcla con el verde de los sembrados y los tonos naranja que se pueden observar en el atardecer. El clima es caluroso en el día y de noche hace frío, pero no un frío estremecedor sino liviano y tranquilo. Julián nunca ha hecho las labores del campo. No sabe cómo se toma un azadón ni tampoco ha experimetado recoger frutas para vender en la cosecha. No lo ha hecho él ni tampoco su hermano ni sus dos hermanas menores. Su mirada está con ensoñación por el deseo de ser actor. Cada vez que entra a las redes sociales, vislumbra la vida de las personas en la ciudad. Le encantan las luces y el ritmo frenético que parece deseable. En los grupos de WhatsApp se cruza con pensamientos e ideologías que lo ponen a pensar sobre su función en este mundo. Ve películas y sus héroes son los actores como La Roca u otros similares. 

Para ir hacia el colegio, debe caminar varias cuadras, con el fin de poder llegar hasta la carretera municipal, en donde pasa la ruta que lo lleva hasta el colegio. Un gran beneficio que el gobierno municipal tiene a disposición para los estudiantes. Sus abuelos, recibieron una cocina por parte del gobierno para que pudieran hacer sus alimentos de forma adecuada y con mejores condiciones de salubridad. Sin embargo, la cocina está convertida en depósito y ellos siguen en la antigua, a pesar de las buenas intenciones.

En este caso particular, es importante hacer varias reflexiones en cuanto a lo que significa la pobreza y por otro lado, lo que es la insatisfacción causada desde fuera con fines netamente geopolíticos. Si el DANE llega a hacer la encuesta a estas poblaciones, lo más seguro es que encontraría una familia que no tiene ningún contrato estable, tampoco contribución a la seguridad social. La conclusión sería que estas dos familias son pobres.

Árbol de ciruelas, Nuevo Colón, Boyacá. Archivo personal.

Si miramos la diferencia entre satisfactores y necesidades que terminan hablando de pobreza, según Neef (1998) veríamos que las variables establecidas para encontrar pobreza en este caso, se darían por la noción economicista. Neef (1998) dice: “El sistema propuesto permite la reinterprestación del concepto de pobreza. El concepto tradicional es limitado y restringido, puesto que se refiere exclusivamente a la situación de aquellas personas que pueden clasificarse por debajo de un determinado umbral de ingreso. La noción es estrictamente economicista.” (p. 43) Este concepto es el que se maneja según el DANE. En cuanto a los satisfactores y necesidades Neef (1998) dice: “El típico error que se comete en la literatura y análisis acerca de las necesidades humanas es que no se explicita la diferencia fundamental entre lo que son propiamente necesidades y lo que son satisfactores de esas necesidades. […] Son los satisfactores los que definen la modalidad dominante que una cultura o una sociedad imprimen a las necesidades. Los satisfactores no son los bienes económicos disponibles sino que están referidos a todo aquello que, por representar formas de ser, tener, hacer y estar, contribuye a la realización de necesidades humanas. […] Queda allí, abonado el terreno para la conformación de una sociedad alienada que se embarca en una carrera productivista sin sentido. La vida se pone, entonces, al servicio de los artefactos en vez de los artefactos al servicio de la vida.” (p. 50) Esto quiere decir, que Julián y su familia son declarados pobres según las variables economicistas que maneja el DANE. Por otro lado, sus satisfactores personales están dictados por lo que él puede observar a traves de las redes sociales y lo que dicta la cultura que lo aliena en la actualidad, llevándolos a pensar junto con su familia que deben vivir frustrados por pertenecer al campo. Ellos hacen parte de las “Patologías colectivas de la Frustración” de las cuales Neef (1998) analiza: “Debemos necesariamente reconocer la existencia de patologías colectivas de frustración, para las cuales los tratamientos aplicados han resultado hasta ahora ineficaces.” (p. 44)

Nuevo Colón Boyacá, Colombia. Archivo personal.

Estas dos familias no son pobres. A cambio de esto, estan enmarcados dentro de unos satisfactores que ellos creen insatisfechos por causa de lo que otros opinan acerca de la vida que están trasegando en el campo. Si desde fuera alguien les recalca que son pobres por vivir en el campo, entonces se sentirán insatisfechos así no sean pobres realmente. Y aquí es donde el factor geopolítico entra a jugar un papel importante en la insatisfacción que generan en los campesinos de Colombia con fines populistas. De ahí que en la CEPAL (2020)  hablen de insatisfacción y el circulo vicioso que se genera en latinoamérica como “Trampa institucional” que evidentemente va en contravía de la democracia. Dicen lo siguiente: “Desde una perspectiva comparada dentro de los países de la OCDE, Sebastián Nieto y Paula Cerruti también apuntan a un círculo vicioso que amenaza a la cohesión social. Al respecto, señalan la presencia de una “trampa institucional” que emerge ante el aumento en las aspiraciones y exigencias sociales por parte de los sectores medios en América Latina y el Caribe. Estas nuevas demandas dan lugar a una insatisfacción generalizada con los bienes públicos disponibles, lo que a su vez se traduce en una baja moral tributaria, menores ingresos fiscales y, finalmente, insuficientes recursos públicos para financiar bienes públicos de calidad, reforzando la insatisfacción inicial. Este círculo vicioso no sería privativo de las sociedades latinoamericanas, sino una trampa que puede observarse en países desarrollados, especialmente en contextos de creciente desigualdad y deterioro de las capacidades del Estado para mitigar su avance.” (p. 15)

Este círculo vicioso de insatisfacción debe romperse para que el país siga disfrutando de la democracia que todavía existe. En todos las naciones del mundo existen muchas situaciones que se deben mejorar, pero como dicen en la CEPAL, esta insatisfacción es generalizada hasta en los desarrollados y de primer mundo. Por ello, la labor del profesional unadista es necesaria por el liderazgo al que está llamado en medio de las comunidades que poseen la “patología social de la frustración”. La educación es el eje principal para empoderar a jovenes como Julián que por culpa de satisfactores culturales que vienen de otra parte, desea vivir en una ciudad apretujada. Demeritan la labor del campesino quien es el encargado de generar los alimentos a la gran ciudad atiborrada de sujetos, sin verde, sin espacio y con pocos atardeceres.

Calabacín amarillo en crecimiento. Nuevo Colón, Boyacá. Archivo personal.

Aunque Julián y su familia tienen procesos de inclusión por parte del gobierno nacional, departamental y municipal, en cuanto al cuidado que tienen de su familia, al brindarles educación gratuita de calidad en el instituto de Turmequé, posibilidades en el SENA, cubrimiento en salud, subsidio de ingreso solidario, ruta escolar, ayudas para construcción de vivienda, programas para almacenamiento de aguas lluvias y demás ayudas, es necesario preparar a este joven y a los que allí viven para que puedan ser líderes comunitarios que empoderen esta población con el fin de seguir movilizando los procesos de justicia social que se están llevando a cabo por el gobierno de turno y por aquellos que seguirán sucediendo en el futuro.

Sartú (2001) tiene el Empoderamiento como modelo de intervención para las comunidades. Muy adecuado para ayudar a Julián y a su comunidad a construir su propia identidad y sus propios satisfactores que les demuestren que están en el mejor lugar del planeta disfrutando de espacio, de naturaleza y de todas las ventajas que el campo tiene para los seres humanos. Sartú (2001) dice: “Podemos definir empoderamiento como la posibilidad y la capacidad de las personas (o de las comunidades) para tomar decisiones, elegir alternativas, actuar y construir su propia identidad. Para llegar a este punto, hace falta tener cubiertas las necesidades más básicas, pero también de información, reflexión crítica, autonomía y libertad.” (p. 94)

En este caso Julián y su familia tienen cubiertas las necesidades más básicas, necesitan información para reconocer lo grandioso que poseen, reflexión crítica, para no permitir mentiras sobre su sistema de vida realmente envidiable, autonomía, para decidir emprendimientos nuevos como el turismo y libertad, para disfrutar de la libertad del campo verde y gigante del que ya son dueños.

Nuevo Colón, Boyacá. Archivo personal.

Referencias Bibliográficas

CEPAL (2020). Presentación de las contribuciones y su aporte a la discusión en torno a la inclusión y la cohesión social en América Latina. En CEPAL. Inclusión y cohesión social en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: claves para un desarrollo social inclusivo en América Latina (pp. 11-23). Santiago CEPAL. 

Max-Neef, M. (1998). Desarrollo a escala humana. Conceptos, aplicaciones y algunas reflexiones. Barcelona, 23-82 

Sartú (2001). Estrategias profesionales para la inclusión social. Federación Sartú, Barcelona. 

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El verdadero progresista es el que toma el camino de regreso al origen para comenzar de nuevo (C. S. Lewis). La familia en cuarentena obligatoria es el origen…

 

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Catedral de la Sagrada Familia. Barcelona, España. Cuando querer tener una familia era sospechoso…

La frase de C. S. Lewis sobre El Progreso es muy adecuada en estos tiempos: «Todos queremos progreso, pero si estás en el camino equivocado, El Progreso significa dar la media vuelta y volver al camino correcto; en ese caso el hombre que vuelve más pronto es el más progresista.» (C. S. Lewis. Contraportada de Mero Cristianismo, Editorial Andres Bello, Chile. 1994).

En diciembre del año 2019 la vida era muy distinta a lo que estamos viviendo en medio de esta pandemia producida por el covid-19. La familia original estaba completamente desvirtuada y en muchos aspectos el simple hecho de querer conformar alguna, era motivo de sospecha. Era como si un infiltrado se estuviera metiendo dentro de los nuevos valores de la modernidad. Estos valores, que incluyen no tener hijos sino mascotas, relaciones abiertas donde cada uno hace lo que le da la gana con su dinero y con su cuerpo, estaban en la boca de tantos jóvenes que creían tener toda la verdad. Cualquiera que pensara diferente simplemente era de la antigüedad.

Los millennials se veían como esos seres que tenían al mundo global en sus manos, mientras que con temor algunos tratábamos de mantener el modelo de familia original, sin importar las miradas de sospecha de aquellos que silenciosamente nos acusaban. De repente entró la pandemia en nuestras vidas e inmediatamente todo se ajustó al origen olvidado. Las familias comenzaron a vivir juntas, y los millennials descubrieron que en realidad no tienen el mundo global en sus manos, sino que en cualquier momento algo invisible los deja quietos en el lugar en donde nunca han querido estar, en un hogar.

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Palacio de Versalles. Francia. Cuando los Millennials creían que el mundo global les pertenecía y querían vivir lejos de su hogar.

Aquellos que hemos venido entrenando, para vivir esa vida antigua, simplemente seguimos este momento sin ninguna tristeza, sino más bien disfrutando con más tranquilidad de aquello que ya veníamos utilizando tiempo atrás. No fuimos tomados por sorpresa sin saber cocinar, u odiando cocinar. No fuimos tomados por sorpresa con el ataque silencioso de la ropa sucia, y el polvo rondando por la casa. Tampoco fuimos tomados por sorpresa a causa de la quietud. Simplemente regresamos a aquello que nos habían quitado sin darnos cuenta en las fábricas de la época de la industrialización. Los hombres y también las mujeres regresaron al lugar de donde nunca debieron haber salido. Por eso ahora sí estamos progresando realmente. El Covid-19 nos ayudó a dar la media vuelta para regresar hasta el camino en que nos habíamos desviado, pensando que el progreso estaba en medio del mundo acelerado, sin familia, y acompañados por una mascota. De niños abandonados con sus empleadas. Y de hombres y mujeres compitiendo por el poder en los pocos hogares que todavía se mantenían. El Covid-19 nos obligó a valorar la persona cercana que no tuvo a dónde irse. Nos confirmó que tener una pareja y sacrificarnos por otro es mejor que ser individualista y vivir únicamente para sí mismo. Descubrimos que las personas con las que compartimos tantas horas al día tal como era antiguamente, se parecen en realidad a toda la humanidad. No necesitamos salir hacia los confines lejanos para encontrar libertad y conocer seres distintos, porque la verdadera libertad está en la propia casa. Afuera hay tapabocas y reglas más estrictas que las que podemos encontrar en nuestros aposentos.

Este es el verdadero progreso y ojalá como humanidad no nos volvamos a desviar del verdadero camino del hogar libre y feliz.

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¿La cantidad de suicidios masculinos es característico de nuestra época?

Todos los textos y fotografías son propiedad de Paola Vélez mientras no se indique los contrario.

 

 

 

 

 

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La historia se repite… Nabucodonosor se lleva a las mentes brillantes para que sirvan en su reino. Los documentos de Babilonia.

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Soledad, Atlántico.

En la actualidad, la historia del Imperio de Babilonia se repite. Tiene matices diferentes porque ahora creemos que somos libres, y el capitalismo moderno nos confunde en el sentido de pensar que tomamos nuestras propias decisiones, tenemos propiedad privada, etc.

Pero la realidad es muy diferente. Somos libres pero para escoger a cuál de los imperios queremos servir. Ya no vienen los carros de guerra del Imperio de Babilonia a sitiar nuestras ciudades para llevarse lo mejor de nuestra gente a la fuerza. No. Pero las intenciones siguen siendo las mismas, con métodos muy diferentes, que nos hacen pensar que fuimos escogidos. Ahí radica el engaño que está destruyendo aun mas y sin que nos demos cuenta a nuestros países subdesarrollados.

Por un lado la humanidad cayó en otro engaño bien particular sobre la supremacía del planeta por sobre los seres humanos que aquí habitamos. Entonces engendrar hijos es la mayor desgracia para el planeta, porque por cada hijo que nace el gasto de la naturaleza es mayor. En ese orden de ideas, nunca antes visto en la historia de la humanidad, todos hemos sido obligados de una u otra manera y tal vez inconscientemente a hacer todo lo posible por no traer más vida a esta tierra. Los países desarrollados y visionarios se han dado cuenta, muy tarde, que estas historias, sobre el control de la natalidad de finales del siglo XIX y principios del XX, lo único que han logrado es hacer que sus economías vayan en declive, porque se quedaron sin humanidad que trabaje y produzca. Por tanto, muy tarde, como dije antes, han comenzado políticas de repoblación con muy poco efecto. En contra de estas políticas vemos feministas radicales apoyando la muerte de bebés en el útero para que no nazcan más seres vivientes y entre otras cosas para salvar el planeta. Ese es uno de sus tantos discursos.

El daño ya está hecho, pero lo preocupante de esta situación es que no obstante nuestras políticas con alto tinte de corrupción en Latinoamérica y en otros países del mundo subdesarrollado, también debemos sumarle la desgracia que significa el reclutamiento de los cerebros mejor formados, que por alguna razón nacieron en estos lados del planeta bananero, para repoblar los países desarrollados y además para servir en sus grandes empresas.

Estas naciones no buscan a la feminista radical que quiere acabar con la humanidad para que mejor sea poblado el planeta con mascotas. No. Ellos buscan concienzudamente a familias completas, con entrevistas exhaustivas, donde puedan definir que ambos sean inteligentes y además quieran tener más familia. Finalmente nacerán en sus países y los repoblarán. Entonces inicialmente nos hacen creer que pertenecer a su país sólo es para los más capaces y ponen trabas para que emocionalmente deseemos seguir en ese intento. Sus permisos son difíciles de conseguir y casi que nos hacen creer que pertenecemos a una élite porque finalmente y en medio de la felicidad podemos ir a trabajar en sus tierras.

A eso hay que sumarle las políticas en contra de la inmigración que se ven a diario en los noticieros. Cualquiera que vea eso, y esté en proceso de reclutamiento cerebral pensará que es muy afortunado por ser llamado a vivir en los lugares donde todo funciona a la perfección. Desafortunadamente nuestros países tercermundistas o como los quieran llamar, están sumidos en el desorden, la injusticia, la corrupción y la falta de moral. De esa manera cualquiera se deja convencer de dejar todo para ir al lugar de los elegidos.

Así pues, en la antigüedad, llegó Nabucodonosor a llevarse a los mejores cerebros para su reino, y esto lo vemos en la historia de Daniel que está en la Biblia (Muy bien descrito en los primeros cinco versículos del primer capítulo de su libro). Pero ahora no se necesitan carros de guerra, sólo se necesita una forma de vida superior y muy deseable para que nosotros mismos dejándonos deslumbrar, abandonemos nuestros países hundiendo mucho más la posibilidad de progreso. Finalmente iremos a cooperar para que los que ya han progresado, sigan progresando sin parar, con la mejor ayuda de nuestros mejores y escasos cerebros latinos y de países subdesarrollados.

¿Por qué nos dejamos deslumbrar? Necesitamos luchar por el lugar donde nacimos. Aquí nadie nos discrimina y somos verdaderamente libres para trabajar por el necesario progreso de nuestra gente. Si seguimos optando por salir de nuestro país, entonces poco a poco lo llevaremos a un sumidero peor y lo dejaremos en manos de aquellos que sólo quieren salvar el planeta para que lo pueblen las mascotas. Las grandes naciones siempre harán lo posible por estar mejor, pero a nosotros nos corresponde luchar, comprometernos como gente capaz, que posee muy buen conocimiento para mejorar nuestras condiciones de vida. Necesitamos dejar el individualismo para poder acabar con la injusticia social, la corrupción, cambiando interiormente. Si queremos cambiar el mundo, necesitamos cambiar nuestro interior al igual que el lugar único y bananero donde nacimos.

A continuación voy a escribir los versículos de la historia de Nabucodonosor reclutando cerebros a la fuerza para que sirvieran en su reino. Está en el libro de Daniel capítulo 1:1-5 (Biblia Nueva Traducción Viviente). «Durante el tercer año del reinado de Joacim, rey de Judá, llegó a Jerusalén el rey Nabucodonosor de Babilonias y la sitió. El Señor le dio la victoria sobre el rey Joacim de Judá y le permitió llevarse algunos de los objetos sagrados del templo De Dios. Así que Nabucodonosor se los llevó a Babilonia y los puso en la casa del tesoro del templo de su dios.

Luego el rey ordenó a Aspenaz, jefe del Estado Mayor, que trajera al palacio a algunos de los jóvenes de la familia real de Judá y de otras familias nobles, que habían sido llevados a Babilonia como cautivos. «Selecciona solo a jóvenes sanos, fuertes y bien parecidos -le dijo-. Asegúrate de que sean instruidos en todas las ramas del saber, que estén dotados de conocimiento y de buen juicio y que sean aptos para servir en el palacio real. Enseña a estos jóvenes el idioma y la literatura de Babilonia».»

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Día 38 de «125 Días». ¿Qué pensamos acerca de la migración?

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Aguachica, Colombia.

DÍA 38

El resto de la comunidad judía, todavía tenía la esperanza de conseguir escapar de una persecución aún peor, esperanza que se mantuvo hasta que los nazis ocuparon el país.

Laurence Rees

En la tarde, después de haber escalado a lo largo de todo el día, comenzamos a desmontar las rutas. Ellos me invitaron a tomar algo, en el Hard Rock Café que había en el pueblo; era el sitio de moda que había sobrevivido al pánico general producido por la posible explosión del volcán. Los escaladores suizos no creían en tal erupción, pues pensaban que era solo una amenaza; se reían del miedo exagerado de la gente que salió huyendo del pueblo con todo el trasteo. Tal vez para ellos la gente era muy exagerada, pero en realidad estaban utilizando una parte de la mente que se llama negación. Lo hacían para vivir más tranquilos, y no caer en un miedo con respecto a la catástrofe que se avecinaba. Estaban tan felices viviendo en Baños, que lo único que hacían era postergar algo que algún día iba a suceder. Existen muchos ejemplos, a lo largo de la historia, con respecto a la negación y postergación de catástrofes. El ser humano la elabora en la mente, para no dejar atrás sus comodidades y, al mismo tiempo, no caer en pánico. Uno de los casos más terribles de la historia, fue el de los judíos en la Segunda Guerra Mundial.

Ellos pensaban que ya había pasado lo peor, es decir, cada vez que el gobierno alemán, en cabeza de Adolfo Hitler, les quitaba un derecho, creían que nada peor que eso podía sucederles. Su mente no les permitía sentir miedo, y por eso acudían a la negación. El escritor Laurence Rees hizo una descripción esclarecedora de lo que muchos de los humanos hacemos, de manera inconsciente, para no aceptar lo inevitable. De alguna manera somos inocentes y creemos que las cosas malas no pueden sucedernos en realidad. Dejó escrito el pensamiento de muchos judíos que se negaban a creer que algo tan malo podría sucederles. Dice así: “Ni siquiera cuando desesperada veía alejarse a la pequeña, tenía Lucille idea alguna de que iba abocada a su propia muerte. Jamás se nos pasó por la mente pensar en lo que harían con los niños, los ancianos y los que no eran capaces de trabajar. Nunca fuimos lo bastante racionales para imaginárnoslo; nos limitamos a dar por hecho que seguirían vivos” […] Todos sabían que iban a ser enviados a la muerte, los rumores sobre un lugar llamado Sobibor y lo que estaba ocurriendo allí, habían circulado desde hacía meses […] hubo algo de charla en el oscuro vagón: “El ejército alemán no nos matará. Nos llevarán a un campo de concentración”. Pero el padre de Toivi fue llevado con los demás hombres a las cámaras de gas. […] Los judíos húngaros, fueron por supuesto el blanco particular de los Nazis. Entonces había más de setecientos sesenta mil, cerca del cinco por cien de la población, y aunque habían sufrido los efectos de la legislación antisemita, la mayoría de sus comunidades y buena parte de sus fortunas estaban todavía intactas; sin embargo, el resto de la comunidad judía, todavía tenía la esperanza de conseguir escapar de una persecución aún peor, esperanza que se mantuvo hasta que los nazis ocuparon el país. Algunos supervivientes de los campos que después de la guerra se establecieron en Israel, afirman que tuvieron que hacer frente a una especie de crítica oculta, no explícita, por no haber hecho más para oponerse a los nazis y luchar contra ellos. […] El hecho es que sigue existiendo la opinión, a menudo no confesada, de que no habrían debido comportarse según las palabras de Moshe Tavor “como ovejas al matadero.” 

 

Esa actitud es difícil de entender para nosotros, que estamos por fuera de aquellos sucesos históricos. Pero también debemos darnos cuenta de que la negación hace que la comodidad prevalezca ante todo, y en este caso no fue la excepción. No es fácil imaginarnos cómo sería una persecución, por cualquier motivo, que nos hiciera salir de nuestras casas cómodas, de un día para otro, a tomar un rumbo desconocido y comenzar de nuevo; a lo mejor en un país diferente, sin amigos, sin el idioma, en una casa vacía y con gente prejuiciosa a nuestro alrededor. Es mucho más fácil tomar el camino de la negación, que nos permite no incomodarnos hasta cuando la catástrofe llega inevitablemente. La negación como herramienta es histórica.

Los mismos judíos de la antigüedad también hicieron uso de ella. Esa historia como ejemplo, podemos verla a través del profeta Sofonías, quien alertaba al pueblo de su inminente destrucción a manos del imperio babilónico, la cual llegó, y ellos no pudieron hacer nada al respecto cuando lo inevitable hizo su aparición. En aquella época también existía la negación. El profeta dejó la evidencia de la advertencia que hizo a la nación: “En aquel tiempo tomaré una lámpara y registraré Jerusalén. Castigaré entonces a la gente que se siente tranquila como el vino reposado, y que se dice a sí misma: “¡El Señor no hará nada, ni bueno ni malo! Por eso, sus tesoros serán saqueados y sus casas destruidas. Construirán casas, pero no vivirán en ellas; plantarán viñas, pero no beberán de su vino.” 

 

El resto de la comunidad judía, todavía tenía la esperanza de conseguir escapar de una persecución aun peor, esperanza que se mantuvo hasta que losnazis ocuparon el país.

Laurence Rees

¿Seríamos capaces de dejar nuestra vivienda y nuestras cosas más amadas, para salir huyendo hacia una nueva vida desconocida, abandonando un gobierno totalitario?

1 Pedro 3:7 DHH

Laurence Rees (2005). Auschwitz. Editorial Crítica. Barcelona. Págs. 145, 283, 309, 396

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Día 105 de la Segunda parte de «125 Días».

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Finca las Guacamayas. Alpujarra, Tolima.

DÍA 105

Después de terminar la jornada de venta de anillos en el muelle de Valdivia, llegué a la casa de Maritza, pero ella no se encontraba. Carlos estaba esperándome para que nos fuéramos hacia el Hogar de Cristo, a esperar que saliera Maritza de su jornada de voluntariado. Cuando llegamos, el atardecer estaba haciendo de las suyas, al exacerbar lo más hermoso de las paredes, las flores, los camiones y hasta el asfalto con el color del sol. Se veía como nunca. Les dije que nos tomáramos unas fotografías para la posteridad. En realidad, no quería olvidarlos en el resto de vida que me queda por vivir. Carlos nos tomó la fotografía a Maritza, a Cristian y a mí.

En ese momento, Nancy estaba en la parte de adentro, separando una ropa que les había acabado de llegar en unas bolsas negras de plástico muy grandes. Cuando la vi haciendo eso, tan dedicada, recordé el día en que me había quedado en la habitación al lado de esos señores. Ya los observaba desde un punto de vista más amable, y ni siquiera los demeritaba en mi mente. Incluso entróuno de ellos quehabía visto como vendedor callejero en el muelle y nos saludamos como viejos amigos. La ropa que venía en las bolsas, era de segunda, y la enviaban para los del Hogar. Ellas la separaban para entregar cierta ropa a determinadas personas. Todos nos pusimos en la misma tarea y luego a dejar en las mismas bolsas lo que no se iba a utilizar en ese momento. El olor era muy desagradable y no podía dejar de imaginarme cantidad de ácaros volando en el aire. Pero Nancy no se imaginaba nada o simplemente no le ponía atención, porque no expresaba ningún desagrado en esa labor. Ella estaba haciendo ese trabajo con el único sentido de dar. Completamente comprometida con la causa de amor hacia estos seres humanos que no vivían en las mejores condiciones. No tenían que motivarla externamente para que estuviera allí en silencio. El amor era su mayor motivación. Eso expelía por los poros. Y su actitud difería bastante de muchos cristianos protestantes que necesitan escuchar continuamente motivaciones externas del pastor para poder servir con amor a los más desposeídos. El escritor Bill Hybels en su libro Simplifica, narra una conversación que sostuvo con el pensador y escritor Dallas Willard, donde tocan el tema del servicio. Dallas le dice a Bill Hybels que su ánimo decae cuando descubre que muchos cristianos necesitan motivación adicional para servir en sus iglesias y para ayudar a los que lo necesitan. Este tema surge después de la recomendación de Hybels sobre tener un versículo clave que levante nuestro ánimo en momentos en que más lo necesitemos. Nos da un ejemplo sobre su versículo predilecto que es 1 Corintios 15:58. Allí habla en la segunda parte sobre “abundar en el trabajo del Señor”. Esto quiere decir que en nuestra vida los frutos de nuestro amor y servicio por los demás deben ser abundantes, y eso lo estaba demostrando Nancy con su actitud de amor cristiano.

Hybels escribe lo siguiente: “Mi versículo saca lo mejor de mí. […] Otra traducción (de 1 de Corintios 15:58)[1]dice: “Trabajen siempre para el Señor con entusiasmo”. No hay flexibilidad en este versículo. No hay camino intermedio. Trabajar con entusiasmo no deja sitio para un “si es conveniente”, ni hacerle una pequeña concesión a Dios, ni rezongar de vez en cuando en Su trabajo. “Abundar siempre” significa que “estoy entrando en ello todo el tiempo”. Pablo pone el listón todo lo alto que puede estar. Escoge dos palabras –siempre y abundar- que suenan a algo lleno. Todos los días, llueva o nieve, pase lo que pase, aunque tus biorritmos estén bajos o los planetas no estén alineados a tu gusto, “abunda siempre en el trabajo del Señor”. Todos los días haz avanzar Sus propósitos adrede, estratégicamente y con pasión. […] Jesús hace que Pablo parezca un peso ligero. Este mundo importa, dice Jesús. ¡Ve! Haz el trabajo de Dios mientras todavía es de día, porque llega una época en la que la oscuridad caerá y ya no serás capaz de trabajar para Dios. Pero hoy puedes avanzar en Sus propósitos. “Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.”

No solo unas nociones de fruta, dice Jesús. No solo una semilla de vez en cuando. Debemos llevar mucho fruto con nuestra única vida. La vida pasa rápidamente, así que abunda en el trabajo del Señor y lleva mucho fruto, porque llega la noche. Hace años tuve el privilegio de entrevistar a Dallas Willard, […] Después de terminar la entrevista formal, le pregunté a Dallas si había algo que le hacía bajar el ánimo. “Te diré lo que me baja el ánimo –dijo sin perder un segundo-. Me molesta que haya seguidores de Cristo que necesiten tantos ánimos y engatusamientos para hacer el trabajo de Dios en el mundo. Conozco a muchos pastores que deben rogar a la gente que se presente a los eventos. Deben rogar a la gente que usen sus dones espirituales dados por Dios para expandir su reino. Deben rogar a la gente que lea sus Biblias, que ore y diezme. Las iglesias gastan miles de dólares en producir videos emocionales que muevan a la gente a cuidar de los pobres, porque si no les muestran esos videos, su congragación no cuidaría de los pobres realmente”.

Me sentí aturdido por su franqueza, pero puedo afirmar que describe lo que muchos pastores pasan. Dallas sacudió la cabeza y dijo: “No debería ser así. La motivación de un seguidor de Cristo debería venirle de dentro”. La gente que vive según 1 de Corintios 15:58 no necesita charlas de ánimo de los pastores ni ruegos de líderes de ministerio exhaustos para que den un paso al frente y se involucren en el trabajo de Dios. El versículo que resuena en sus mentes todo el día los mantiene activos. Son de la clase de personas que dicen: “Hoy será un día para abundar. Sólo muéstrame una necesidad: yo voy a rebosar. De esto trata mi vida. Es lo que Dios quiere. Estas son mis órdenes”.

En el momento después de morir, cuando resucites “en un abrir y cerrar los ojos” y estés frente al Dios soberano del universo, entenderás de una vez que todo este mundo era Suyo, y que Sus propósitos eran lo más importante que tuvo lugar en Él. […] Por el contrario, imagina lo terrible que sería estar frente a este asombroso Dios amante y admitir que durante tu único intento en esta vida, tu preocupación principal fue comer y beber y estar alegre. Tu propósito principal fue conseguir dinero, poder, placer o autosatisfacción.” [2]  

El apóstol Pablo fue un experto en el servicio de amor que necesitamos representar como cristianos ante las personas que nos rodean; nadie tenía que motivarlo para viajar por los países evangelizando. Él fue por distintos lugares mostrando la manera en qué debemos vivir como seguidores de Jesús. Y una parte muy importante que los demás deben reconocer en nosotros es el amor y el servicio que prestamos a los otros. Esto es absolutamente diferenciador de los distintos sistemas religiosos. El cristianismo es sacrificado porque el sacrificio es un honor. Cuando envió su carta a los cristianos que vivían en la ciudad griega de Tesalónica, les animó a seguir sirviendo con tanto amor como hasta ese momento lo habían demostrado. También los instó a respetar y honrar a aquellas personas que se dedican al servicio voluntario hacia los desposeídos. Es un tema que no cambia en nuestros días. Todavía tenemos personas necesitadas que nos rodean y a las cuales debemos servir con todo nuestro amor. Él deja escrito: “Al orar a nuestro Dios y Padre por ustedes, pensamos en el fiel trabajo que hacen, las acciones de amor que realizan y la constante esperanza que tienen a causa de nuestro Señor Jesucristo. […] Y que el Señor haga crecer y sobreabundar el amor que tienen unos por otros y por toda la gente, tanto como sobreabunda nuestro amor por ustedes. Que él, como resultado, fortalezca su corazón para que esté sin culpa y sea santo al estar ustedes delante de Dios nuestro Padre cuando nuestro Señor Jesús regrese con todo su pueblo santo. Amén. […] Amados hermanos, honren a sus líderes en la obra del Señor. Ellos trabajan arduamente entre ustedes y les dan orientación espiritual. Ténganles mucho respeto y de todo corazón demuéstrenles amor por la obra que realizan. Y vivan en paz unos con otros.” [3]

¿Representamos el cristianismo primitivo tal como lo hacían los de la iglesia de Tesalónica, con nuestro servicio y amor desinteresado hacia las personas desposeídas que nos rodean? ¿Necesitamos motivaciones adicionales para entregarnos a ayudar?

[1]P. A.

[2]Bill Hybels (2014). Simplifica.Tyndale House Publishers, Inc. U. S. A. pp. 217 – 220.

[3]1 Tesalonicenses 1:3; 3:12, 13; 5;12, 13. NTV (Nueva Traducción Viviente)

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Día 98. ¿Cuál es nuestra relación con el dinero? ¿Tememos perderlo, o lo codiciamos?

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DÍA 98

Llegamos con Nancy y Carlos a un puerto lleno de árboles y de sol mañanero muy limpio y ordenado, donde llegaban embarcaciones cargadas de pescado que traían turistas también. Además, estaban los de la Armada Naval Chilena. Allí no me dejaron entrar, ya que tenía que ser en un horario específico; solo me dejaron recorrer la parte de afuera, lo suficiente como para mantenerme en la película de que estaba navegando. Ellos me esperaron abajo mientras estaba hablando con el chico que me atendió. Era bastante coqueto, estaba intentando ponerme una cita para que nos viéramos después.

Nos fuimos a un lugar donde vendíanartesanías.Quería comprar algo autóctono de recuerdo. Nancy me regaló un velero hecho en madera y Carlos me dijo que me iba a obsequiar una pipa echa a mano, y para intercambiar les dije que les iba a dar de recuerdo un collar de los que yo llevaba para vender. Les pregunté si había algún problema si trataba de ofrecer mis collares en el muelle; ellos me respondieron que a veces la policía molestaba a los vendedores callejeros, pero que podía intentar.

Decidí salir al otro día a vender collares en el muelle porque tenía miedo de quedarme sin dinero. Una emoción que sentimos la mayoría de los seres humanos. Trabajamos por temor. No nos educamos adecuadamente para hacer que el dinero trabaje para nosotros. Dejamos que las emociones negativas del temor y el deseo nos invadan. Lo contrario a las emociones es la razón que nos permite pensar y analizar para no caer en ninguna de estas dos trampas. Y nosotros los cristianos tenemos más ventajas que aquella humanidad que vive sin Dios. Porque la razón precisamente es un baluarte que Dios nos ha regalado a toda la humanidad, pero se expresa mejor en sus hijos, para que vivamos una vida tranquila y libre de temor o de deseo desenfrenado. El autor exitoso Robert Kiyosaki, enseña a través de su libro Padre Rico, Padre Pobre,a que nos eduquemos en la parte financiera para que con la ayuda de la razón que Dios nos dio podamos aprender a ver el dinero en su justa medida y a no temer y tampoco desear desaforadamente. Enseña lo siguiente: “No tenía ni idea de lo que hablaba aquel hombre. “La vida empuja a todos. Algunos se rinden y otros luchan. Algunos aprenden las lecciones y continúan, reciben con alegría los embates porque saben que los empujones significan que necesitan -y deben- aprender algo.” […] “Pero son muy pocos. La mayoría sólo renuncia. Algunos como tú, pelean” […] Y entonces continuó hablando. “O, si eres el tipo de persona que tiene agallas, te darás por vencido cada vez que la vida te empuje. […] Te habría gustado ganar, pero tu miedo a perder siempre será mucho mayor a la emoción de obtener lo que quieres. En tu interior, tú y solo tú sabrás que nunca te lanzaste, que preferiste jugar a lo seguro.” […]

“Tú y Mike son las primeras personas que me piden que les enseñe a hacer dinero. Tengo más de 150 empleados, pero ninguno de ellos me ha solicitado que le diga lo que sé sobre el dinero. Siempre me piden un empleo y un cheque de nómina, pero nunca conocimiento.” […] Padre rico se meció hacia atrás y se carcajeó de buena gana. Después dijo: “Es mejor que cambies tu forma de ver las cosas. Deja de culparme […] Si sigues creyendo eso tendrás que cambiar mi forma de ser. Pero si empiezas a ver que el problema eres tú, entonces sólo tendrás que cambiarte a ti mismo, tendrás que aprender y volverte más sabio.” […] Padre rico la repitió una y otra vez: “Los pobres y la clase media trabajan para obtener dinero. Los ricos hacen que el dinero trabaje para ellos.” […] “En lo que se refiere al dinero, la mayoría de la gente siempre quiere ir a la segura y no correr riesgos; por eso, lo que motiva a muchos no es la pasión sino el miedo.” […] “sólo recuerda que el miedo es lo que hace que la mayoría de la gente trabaje para conseguir dinero: el miedo a no poder pagar las facturas; el miedo a ser despedidos; el miedo a no tener suficiente dinero y el miedo a empezar de nuevo.” […] “Casi todos piensan que, con más dinero, podrán resolver sus dificultades, pero no se dan cuenta de que el problema radica en su falta de educación financiera.” […]

“En primer lugar, el miedo a no tener dinero nos motiva a trabajar duro y, una vez que obtenemos el cheque de nómina, la codicia o la avaricia nos hace pensar en todas las cosas maravillosas que se pueden comprar con el dinero. Y entonces se establece el patrón.” […] “El patrón de levantarse, ir a trabajar, pagar recibos; y otra vez […] Hay dos emociones que siempre controlan la vida de la gente: el miedo y la codicia. Si le ofreces más dinero, continuará por siempre en ese ciclo y gastará más cada vez. Es a lo que llamo la Carrera de la Rata.” […] “El dinero rige sus vidas y todos ellos se rehúsan a aceptarlo. El dinero controla sus emociones y almas.” […] “Muchos tienen fuertes problemas emocionales y son neuróticos a pesar de que tienen más dinero y parecen llevar una vida mejor.” “¿Entonces los pobres son más felices?”, pregunté. “No, no lo creo” contestó padre rico. “Eludir el dinero es algo tan triste como vivir apegado a él.” […] “Siempre tendremos emociones de miedo y codicia.” […] “La mayoría de la gente usa el miedo y la codicia en su contra. Ahí es donde surge la ignorancia.” […] Nos dijo que la ignorancia se impone cuando la gente deja de buscar información y de tratar de conocerse a sí misma. La batalla es una decisión que se toma en un instante y consiste en aprender a abrir o cerrar la mente. […] “La ignorancia respecto al dinero provoca codicia y miedo”, explicó padre rico. […] A la mayoría de la gente le da miedo analizar las cosas desde un punto de vista racional y, por eso, sale corriendo por la puerta para ir a realizar un trabajo que detesta. Para controlar una situación intrincada, es necesario pensar. A eso me refiero con que deben privilegiar al pensamiento.” [1]

El autor habla de dos extremos respecto a lo que muchos pensamos y actuamos a causa del dinero. Se refiere a la codicia y al temor. Ambos nos pueden introducir en el mundo de la desesperación. Los judíos desde la antigüedad han sido muy prósperos económicamente, con algunas épocas de esclavitud, pero otras tantas en abundancia. Jesús como hombre judío de nacimiento dejó muchas enseñanzas que han trascendido las fronteras físicas y temporales. Por un lado, en el evangelio de Mateo habla sobre lo que le sucede a un hombre cuando tiene temor de perder el dinero, pero también vemos en la carta a Timoteo escrita por Pablo, lo que significa codiciar. Allí nos explica el apóstol que nada trajimos cuando nacimos y nada podemos llevarnos el día de nuestra muerte y que el amor al dinero nos puede extraviar del camino de la fe. Ambas posturas que parecen extremas nos muestran el verdadero sentido que debemos darle al dinero utilizando nuestro pensamiento, nuestra razón. Necesitamos conocernos a nosotros mismos para no temer y codiciar. Podemos disfrutar del bienestar que genera cuando gastamos nuestro tiempo aprendiendo a producirlo y haciendo que trabaje para nosotros y no nosotros para él. Porque la pobreza que es otro extremo tampoco es exaltada en ningún momento.

La parábola que contó Jesús para enseñarnos sobre lo que significa el temor a perder el dinero, dice lo siguiente: “También el reino del cielo puede ilustrarse mediante la historia de un hombre que tenía que emprender un largo viaje. Reunió a sus siervos y les confió su dinero mientras estuviera ausente. Lo dividió en proporción a las capacidades de cada uno. […] Después de mucho tiempo, el amo regresó de su viaje y los llamó para que rindieran cuentas de cómo habían usado su dinero. El siervo al cual le había confiado las cinco bolsas de plata se presentó con cinco más y dijo: “Amo, usted me dio cinco bolsas de plata para invertir, y he ganado cinco más”. […] Por último se presentó el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no cultivó. Tenía miedo de perder su dinero, así que lo escondí en la tierra. Mire, aquí está su dinero de vuelta”. Pero el amo le respondió: “¡Siervo perverso y perezoso! Si sabías que cosechaba lo que no sembré y recogía lo que no cultivé, ¿por qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos hubiera podido obtener algún interés de él”. “Entonces ordenó: “Quítenle el dinero a este siervo y dénselo al que tiene las diez bolsas de plata. A los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más y tendrán en abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen.” [2]

Por otro lado, el apóstol Pablo le escribe a Timoteo y le muestra que el amor al dinero o la codicia o avaricia también son extremos que no podemos permitir en nuestra vida de cristianos porque estos nos pueden extraviar de la fe que necesitamos cuidar como un tesoro. Pablo escribe: “Nada hemos traído a este mundo, y nada nos llevaremos de él. Debemos contentarnos con tener lo suficiente para comer y vestir. Pues los que quieren enriquecerse caen en la tentación y en la trampa de deseos insensatos y funestos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males. Algunos arrastrados por ese amor al dinero, se han apartado de la fe y están atormentados por muchos remordimientos.” [3]

¿Utilizamos la razón o el pensamiento que Dios nos dio para estar alejados de la pobreza o del temor y la codicia que puede producir el amor o el desamor por el dinero?

[1]Robert T. Kiyosaki (2011). Padre Rico, Padre Pobre. Editorial Aguilar. Bogotá, Colombia. pp. 34-55.

[2]Mateo 25:14-29 NTV (Nueva Traducción Viviente)

[3]I Timoteo 6:7-10 NSB (Nuestra Sagrada Biblia)   www.paolavelez.com

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¡No es mi problema! Una frase diseñada por los norteamericanos que nosotras las mujeres necesitamos utilizar continuamente…

 

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Washington, U.S.A.

Esta frase puede tener varios significados dependiendo desde qué punto se mire. Por ejemplo, puede significar el hastío de la sociedad norteamericana sobre las personas que se meten en los asuntos de los demás. Llegó tan lejos este hastío que incluso es parte de su cultura el hecho de estar metidos en una burbuja sin mirar lo que le sucede al vecino. Claramente pasan muchas veces como sociedad indolente que no se fija en los demás sino en sus propios asuntos. Entonces esta actitud puede ser una virtud social o también una maldad cuando se convierte en indolencia.

Y es ahí donde un análisis profundo y comparable con su parte buena puede mostrarnos a nosotras las mujeres que nos equivocamos cuando estamos pendientes de lo bueno y lo malo que hacen nuestros esposos o nuestros hijos. Deberíamos utilizar también esta frase con mayor frecuencia: «¡Esto no es mi problema!», pero tenemos tanta energía que no podemos estar enfocadas sólo en nuestros asuntos sino que también estamos pendientes de los problemas o detalles de lo que hacen o dejan de hacer aquellos que nos rodean. En muchos casos nos entrometemos en la vida de los demás y nos convertimos como en aquellos vecinos que describe el escritor G. K. Chesterton con tanto desdén, desagradables y fastidiosos que tienen el horizonte ensanchado para poder mirar además lo de otros. En su libro el Amor o la fuerza del sino los describe así: «La queja que comúnmente tenemos que hacer de nuestros vecinos es que se meten en lo que no les concierne. […] Lo que realmente queremos decir cuando exigimos que no se metan en lo que no les concierne es algo mucho más profundo. No nos desagradan por tener tan poca fuerza y energía que no puedan interesarse en sus cosas. Nos desagradan por tener fuerza y energía suficientes para interesarse además en las nuestras. Lo que nos aterra de nuestros vecinos no es la estrechez de su horizonte, sino su espléndida tendencia a ensancharlo. Y todas las aversiones a la humanidad ordinaria tienen ese carácter general. No son aversiones a su endeblez (como alguno pretende), sino a su energía. Los misántropos creen que desprecian a la humanidad por su debilidad, pero lo cierto es que la odian por su fuerza.» (El amor o la fuerza del sino página 61)

Es así que esta frase: «¡Esto no es mi problema!», podría ayudarle a cualquier mujer que en realidad desee de corazón tener una relación armoniosa con su familia, con su esposo, con sus hijos, amigos y compañeros de trabajo. Generalmente la gente se cansa de los entrometidos. ¿Y quién dice que las esposas no somos entrometidas en nuestro hogar?

Cuando nos obsesionamos con lo que hacen o dejan de hacer al llegar a la casa, por ejemplo, ¿no es estar entrando cerebralmente en los asuntos de otros? ¿Pensamos que estar metidas en la vida de los demás no es abuso sicológico? Es fácil identificar cuándo nos estamos deslizando por la vida de un ser humano que habita a nuestro lado. Simplemente aprendamos a identificar su fastidio y no lo pasemos por alto. Un hijo dice simplemente: «¡¡Ay mamá!!» cuando preguntamos y preguntamos por sus amigos o amigas… Un esposo tal vez guardará silencio sí nos metemos en su vida y buscamos moldearlo a nuestra manera femenina. Lo más relevante será saber que vivimos con personas distintas y esas diferencias no permiten que se comporten como queremos.

Esta expresión de la cultura norteamericana podría ayudarnos de manera contundente para tener esposos tranquilos y un hogar más armonioso. Necesitamos utilizarla a menudo para encontrar paz y entregar paz y tranquilidad a quienes nos rodean.

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