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Testimonio de Mónica Henao sobre «125 Días».

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Prólogo

Para un cristiano convencido y comprometido con la causa del evangelio, el impulso de escribir para documentar y contar su experiencia cristiana a otros −tanto a quienes al igual que ella están viviendo ya en carne propia, como a quienes se encuentran al margen de ella− es algo más que natural.

No en vano el Señor Jesucristo anunció que nos daría el poder de su Espíritu para ser eficaces testigos suyos, comenzando desde nuestro entorno social más inmediato hasta lo último de la tierra. Y ser testigo no es más que contar todo lo bueno que Dios ha hecho con nosotros. Aún a través de malas experiencias, en medio de las cuales justamente hemos podido aprender, bajo la guía de Dios por medio de la comunión con Cristo y la dirección de su Espíritu, las mejores y más preciadas lecciones de vida en nuestro paso por este mundo.

En este orden de ideas, hay periodos de nuestra vida especialmente fecundos y reveladores por las vicisitudes vividas o por el carácter extraordinario o poco común de estas vivencias que rompen las rutinas habituales de nuestro día a día y, como tales, se convierten en una fuente de aprendizaje intensivo muy difícil de lograr bajo circunstancias diferentes.

Paola fue en sus años de juventud, como muchos jóvenes de su generación, amante de las experiencias extremas. En su caso esta inclinación se concretó en su gusto y destreza en el deporte de la escalada en roca y el montañismo. En su intento de satisfacer a plenitud este gusto particular, se embarcó en solitario en un periplo de varios meses por diversos países de América Latina, que la sumergieron en una serie de experiencias únicas y diferentes entre sí, en compañía de sus ocasionales acompañantes de travesía.

Las reflexiones que estas experiencias suscitaron en ella, la marcaron de manera especial. Y lo hicieron debido a que a estas alturas ella ya profesaba una todavía incipiente e inmadura fe en Cristo que, gracias a los episodios vividos a lo largo de todo su recorrido, la llevaron a madurar su fe a un ritmo redoblado, a veces de manera dolorosa y sufrida, experimentando también las consecuencias de no tomar su fe con la seriedad requerida.

Tiempo después, una vez que su fe había madurado lo su ciente para decantar y poner en orden las lecciones aprendidas en su trato con Dios, en medio de este particular periodo de su vida, Paola decide ponerlas por escrito utilizando el formato de reflexión tan querido por el pueblo cristiano en general. El carácter tan íntimamente personal y la candorosa honestidad mostrada en su narración aceptando, sin intentar justificarlas, las eventuales equivocaciones cometidas a lo largo de este crucial viaje, ya son un aspecto llamativo y poco común en escritos de este tipo.

Pero el beneficio mayor de este escrito radica en el contraste que logra establecer entre su fe inicial y su fe madura, ilustrada por un conocimiento mucho más profundo y lúcido de la revelación bíblica y de multitud de sentencias y pensamientos de autores cristianos de renombre, que surgen de su actual desempeño como maestra de la cátedra de “Introducción al Pensamiento Cristiano” enriqueciendo su perspectiva y ayudándole a identificar y comunicar mucho mejor las lecciones aprendidas, de tal modo que su aprovechamiento sea manifiesto a todos los lectores.

Confío así en que las reflexiones emprendidas aquí por Paola, serán de muy buen recibo por parte de otros creyentes y lectores en general, inmersos, como ella, en el esfuerzo por ser cada vez mejores personas y mejores cristianos en medio de la multitud de predicamentos y acechanzas que el mundo nos depara.

Pastor Arturo Iván Rojas Ruiz Director Unidad Educativa Iglesia Casa sobre La Roca

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«125 Días»